miércoles, 31 de diciembre de 2014

Cena de Noche Buena

Algo habitual en estas fechas es preguntar con quién vas a cenar la Noche Buena y comer el día de Navidad. Yo no soy distinto a los demás y también se me pregunta lo mismo. Tengo que decir que, como no podía ser de otra manera, esa noche santa, donde el contemplar el nacimiento del niño Dios es algo verdaderamente emocionante e impactante, mi cena consiste en celebrar dos eucaristías donde bautizamos niños pequeños. Algo realmente significativo. Pues las celebraciones son participadas y con una alegría que desborda por todas partes. Una gran cena cuando no se puede estar en casa con padres y hermanos. Estar con el Dios más indefenso, más sencillo y a la vez el auténtico mensajero de la Paz. Poder cenar el cuerpo y sangre de Cristo junto a esta familia es algo realmente entrañable. Poder seguir viendo el nacimiento de Jesús entre esta gente es un regalo diario. Lo veo en los brazos de la hermana Felicité acogiendo niños desnutridos; en la sonrisa de Lauraine cuando desnuda, con sus dos añicos, viene a la misión a saludarnos y en muchas cosas más de cada día. Espero que todos podamos disfrutar de las cosas sencillas este año que entra.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Derribar muros

La semana pasada el alcalde nos avisó que el imán principal de Sinende había fallecido. Rápidamente nos pusimos en contacto con el presidente y el catequista de esa comunidad para que se hicieran presentes en las ceremonias. Aprovechando que esa tarde pasaba por allí, decidimos que me acercaría a saludar y acompañar en el dolor a los musulmanes de esa comunidad. Al llegar me encontré al presidente y al catequista y les pregunté si habían hecho una oración por el difunto, me dijeron que no habían tenido el ofrecimiento para hacerlo. Por lo que pensé que habría que ser discreto y limitarme a los saludos de rigor. Al llegar me acogieron cariñosos y saludamos a todo el mundo, fuimos a la habitación de la viuda y le dimos las condolencias en baribá. Al terminar, los hombres habían colocado unas sillas para nosotros y ellos entre sillas y esterillas se sentaron alrededor. Les di las condolencias, saludos varios y les dije que me disponía a marchar. Cuál fue mi sorpresa cuando me pidieron que hiciera la oración. Así que comencé santiguándome, recé el Padre Nuestro y luego pedí por el difunto y porque Dios les iluminase en la elección del nuevo imán. También aproveché la oración para pedir que siempre trabajásemos junto en favor de la paz. Al terminar, todos estrecharon mi mano y me dieron las gracias por la oración y dijeron que les había gustado mucho. En ocasiones con pequeños gestos se derriban grandes muros, es cuestión de no juzgar antes de tiempo.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Dar la vida ¿merece la pena?

A lo largo y ancho de la historia y el mundo ha habido gente que ha dado su vida por diferentes motivos. No me quiero olvidar de todos esos que la han dado por algún motivo altruista. El caso es que el otro día murieron en el hospital de Tanguieta cinco personas, un niño que apareció con una enfermedad y que contagió al pediatra, su ayudante y dos enfermeras. Los cinco descansan en paz. La enfermedad es la fiebre de Lassa, que por lo visto es endémica de África Occidental, prima hermana del tan conocido ébola. Los síntomas parecidos y las muertes que causa anualmente en esta zona de África son de cinco mil personas al año. Lo “bueno” que tiene es que si se detecta a tiempo tiene un medicamento que la cura. El problema es que no es fácil su detección, sobre todo por estos lares, cuando los síntomas iniciales son parecidos a la malaria. El otro problema como siempre es el coste del medicamento, no es caro para Europa, pero sí para la gente de esta tierra. Dicen que esta enfermedad causa la muerte, en su mayoría, a gente que se dedica a la sanidad. Gente que dedica su vida a intentar salvar la de muchos otros y que asumen que esto les puede costar la suya. Tengo claro que merece la pena dar la vida por aquellos que no tienen quien les defienda ni les asegure un mínimo de condiciones dignas para sobrevivir. Eso es dejar de pensar, por una vez, en uno mismo todo el rato y pensar un poco en el bien común. Claro que yo sigo a Jesús, que dio su vida para salvar la de todos.

sábado, 22 de noviembre de 2014

La alegría de evangelizar


 En mi último escrito mencioné los disturbios que por desgracia vivimos en uno de nuestros pueblos. Ahora que nos encontramos con una calma razonable, nuestra alegría va en aumento. Después de indagar y preguntar, supimos, como ya suponíamos, que ninguna persona de nuestra comunidad había participado en los hechos violentos. De hecho ninguno de ellos entró en el juego de habladurías y denuncias sobre brujería. No es más que una consecuencia de lo que la Palabra de Dios va haciendo en sus vidas. Pues no es que no tengan miedo a los fetiches, brujerías, etc. Hay que comprender que lo han mamado desde pequeños. Pero su miedo se diluye al encontrarse con Jesucristo, saben que Él venció siempre a los malos espíritus y son conscientes, de que si permanecen junto a Dios, ningún mal espíritu les podrá hacer daño. Entre esos espíritus realmente dañinos están la violencia, la venganza, el odio. Nuestra alegría es grande al ver que han sido capaces de desterrarlos de su vida y vivir con el Espíritu de la Paz y el Espíritu del Perdón, que sólo Dios nos puede dar. De nuevo agradezco a Dios y a la Iglesia, el poder vivir estos acontecimientos tan de cerca.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Señor, haz de mi un instrumento de tu paz


 La semana pasada volvimos a vivir momentos dramáticos. En uno de nuestros pueblos volvió una de las familias que había sido acusada de brujería, con ánimo de revancha. Se pertrecharon con armas y dispararon a un grupo de personas. La consecuencia, un muerto y un herido. Los asesinos volvieron a salir huyendo. Pero el viernes por la mañana la gente, sobre todo los jóvenes, clamaba venganza. La rabia acumulada desembocó en violencia incontrolada, quema y destrucción de casas, coches, motos y cualquier recuerdo de esa familia. Búsqueda de gente de esa familia para ser ajusticiados. La violencia sólo engendra violencia, y últimamente los ánimos están demasiado caldeados. Así que esa misma tarde fuimos los dos misioneros con los mayores y responsables de nuestra comunidad a saludar a la familia del difunto, al responsable de los jóvenes, al rey del pueblo y a los tres imanes. A todos les presentamos nuestro dolor por lo sucedido y nuestra preocupación por el clima de violencia que se respiraba. Con ellos rezamos la oración de S. Francisco, pues tenemos el firme convencimiento, que sólo con la paz, el diálogo y el perdón se puede encontrar solución a los problemas y conflictos.

jueves, 30 de octubre de 2014

Cosas para el recuerdo

 Esta mañana me he puesto a desempolvar cajas en la misión. Allí he encontrado recuerdos maravillosos, como fotos antiguas, diapositivas, textos de estudio de la lengua, las primeras traducciones de la Palabra de Dios a baribá, etc. Los recuerdos son algo importante en la vida de cada uno de nosotros, pues son cosas que nos han hecho ser lo que somos en la actualidad, son nuestra historia. Ver los cambios en la misión a lo largo de estos años es algo especial, pues el trabajo ha sido ímprobo. Sin embargo hay cosas que deberían quedar para el recuerdo y no volver a repetirse, enfermedades que suenan a antiguas y siguen siendo demasiado actuales. El otro día se murió uno de nuestros catequistas de cólera, y no fue de un enfado grande, sino esa enfermedad que te mata cuando las aguas que bebes no son salubres. Ciertamente nos impacto tal circunstancia y nos queda claro que el trabajo de concienciación sigue siendo necesario e importante. La formación nunca debe ser algo para el recuerdo en nuestras vidas, sino actualidad permanente.

sábado, 11 de octubre de 2014

El miedo

Ayer volviendo de una catequesis me encontré con dos casas que habían sido arrasadas y quemadas, todavía estaban las llamas dentro de ellas. La cuestión es que en el pueblo acusaban a dos mujeres de hacer brujería y hacer morir a la gente, además de robarles con serpientes que salen de un producto que compraron. Al ir a ver a una de estas mujeres por la enfermedad de una persona, esta no negó que fuera la culpable de tal enfermedad, de hecho dijo que fue ella quien había provocado la enfermedad. La gente cansada de estas mujeres, en masa, fueron dispuestos a matarlas, gracias a Dios las mujeres pudieron huir. Pero sus casas no se libraron de ser incendiadas. El problema real es el miedo que tiene esta gente a lo desconocido y lo fácil que es influenciarles con historias que para nosotros resultan increíbles, pero que ellos han mamado desde su infancia. Al final, como suele pasar, hay que buscar al culpable de las desgracias personales y atacarle, pues así se piensa que el problema está acabado. Por suerte la gente de nuestra comunidad, en ese pueblo, se está movilizando para que esta escalada de violencia se pare, e intentado hacer llegar la cordura y la razón a quienes la han perdido. El miedo es mal compañero de camino, nos hace egoístas y perder el sentido de la realidad, en definitiva nos deshumaniza. Seamos valientes ante los retos y dificultades de la vida.

domingo, 31 de agosto de 2014

Epidemias mortíferas

Últimamente parece que estamos todos muy sensibles con la nueva epidemia del ebola que está matando a muchísima gente. Pero me da la sensación que en realidad la gran preocupación de este mundo es si la dichosa epidemia puede saltar a Europa o EEUU, más que los muertos que produce en África occidental. De hecho no se habló de ella hasta que afecto a un par de americanos y un par de españoles, cuando ya habían muerto, por lo menos, unas mil personas. Hay enfermedades como la malaria que matan al año muchísima más gente, y ¿a quién le importa? Seamos sinceros, en la sociedad del mundo “desarrollado” la vida de los pobres no suele importar mucho, eso sí, mientras no pueda infectarnos a nosotros. Nos da miedo no sólo que nos infecten con sus enfermedades, sino que nos infecten con su pobreza. La epidemia más grave y mortífera que está sufriendo este mundo es la del egoísmo, la insolidaridad. Miramos a otro lado cuando vemos imágenes de guerra, de desolación, de muerte. No queremos enterarnos que para que nosotros podamos vivir “bien” hay otros a los que les toca sufrir. Mientras tanto, en la misión, la gente se lava con agua caliente con sal, alguien les ha dicho que así evitarán el contagio del ebola.

miércoles, 30 de julio de 2014

Descalzarse

 Por estos lares el respeto a los demás es algo que todavía se intenta mantener. De manera especial cuando visitas la casa de alguien o cuando estás delante de algún mayor. Si vas a entrar en una casa la costumbre es descalzarse para no llenar del polvo del camino la casa, lo mismo hacen si van a entrar en la iglesia o en nuestros despachos. No se entra sin pedir permiso y por supuesto la actitud es siempre de profundad humildad, están siendo acogidos. Para poder descalzarse delante de alguien y no sólo físicamente, sino de corazón, hay que ser humildes, sin llegar a la humillación. Creo que en esta gente se hace palpable ese texto del éxodo donde Moisés se encuentra la zarza ardiendo y el Señor le dice, “descálzate Moisés porque pisas suelo sagrado”. Yo no es que me descalce físicamente, pero tengo claro que esta tierra donde vivo es suelo sagrado y sólo con humildad puedo ponerme delante de esta buena gente.

martes, 15 de julio de 2014

Es lo más importante

Hace un tiempo ocurrió algo que me pareció sorprendente. Un domingo llegué a celebrar a una de las comunidades y no había nadie. Al verme llegar los vecinos de alrededor acudieron, pero me hicieron saber que los catequistas habían dicho mal la hora. Yo no podía esperar pues tenía que ir a otro pueblo después, donde teníamos una celebración importante. El presidente de los catequistas, que pertenece a esa comunidad llego tarde, con cara de preocupado al ver que la misa estaba ya empezada y que había poca gente, le vi marchar. Yo no sabía que le había pasado, si estaba enfadado o qué. El caso es que al terminar, cuando llego a la pequeña sacristía, me lo encuentro de rodillas delante de la cruz y llorando como un desconsolado. Le digo que no se preocupe, que fallos tenemos todos y que no era únicamente responsabilidad suya. Pero él contesta, mompe (así nos llaman a los sacerdotes aquí) he dejado a mi comunidad sin la misa, y es lo más importante que hacemos en toda la semana. Ciertamente me tocó una vez más el corazón ver con que profundidad vive su fe esta buena gente.

viernes, 27 de junio de 2014

Oro blanco

 Es época de recogida del fruto de karité. De este fruto se extrae, después de un laborioso proceso, el aceite de karité, o como dicen los franceses la mantequilla de karité. Vemos como las mujeres y las niñas van al bosque a recoger estos frutos caídos de los árboles, allí deben tener cuidado de que no les piquen las serpientes, cosa no poco habitual cuando están por allí. Después secar al sol, golpear con palos, moler, calentar el karité machacado, moler con piedras y por fin decantar para sacar la mantequilla blanca de karité. Aquí se usa principalmente como aceite para cocinar, para hacer jabón, e incluso para algún problema de piel. ¿El coste económico? Pues no mucho pues no valoran sus horas de trabajo. Pero el valor que le dan es altísimo pues es esencial para las cosas básicas de la vida. Sin embargo en el mundo “desarrollado” el valor económico es muy alto, se encuentra en los cosméticos más lujosos y caros, cierto es que tiene muy buenas propiedades. Pero no creo que lo más básico en la vida sea la belleza externa, cuando hay cosas mucho más esenciales de las que carece muchísima gente. Más vale la belleza interior que la exterior, eso sí que es oro blanco.

sábado, 14 de junio de 2014

¿esclavitud o ayuda a la familia?

Algo realmente habitual por aquí es encontrarse con los niños realizando labores, en muchos casos, realmente duras. Pero la cuestión es saber distinguir entre lo que son situaciones de esclavitud y situaciones donde todos los miembros de la familia, incluidos los más pequeños, echan una mano en casa para poder sobrevivir. Según un informe de no sé qué organismo internacional, Benín es el segundo país más esclavista del mundo después de Mauritania. Cierto es que hay muchos niños cuyas familias dan gratuitamente o a cambio de un poco de dinero, pensando en que los niños estarán bien cuidados. El destino de muchos de esos niños es la esclavitud moderna, sin derechos, tratados a palos, trabajan de sol a sol en las labores más penosas que se puedan imaginar. Pero también tenemos la situación de nuestros críos a los que encontramos haciendo labores de trabajo duras, pero que forman parte de las labores familiares. Sobre todo nos importa que estos críos puedan ir a la escuela, que sus padres los lleven al dispensario médico cuando están enfermos. Nos encantaría que en sus tiempos libres pudieran estar todo el día jugando y pasándoselo bien con sus amigos, pero con que lo puedan hacer a ratos nos conformamos. Tampoco está mal que echen una mano en casa, así aprenden lo que les cuesta a sus padres darles educación, comida y sanidad.

miércoles, 28 de mayo de 2014

Agujeros demasiado pequeños

Esta semana he comprobado como ciertos agujeros que se hacen en el suelo resultan demasiado pequeños para lo que sería lógico. En este caso hechos por los gando, alargados y con otro al fondo más profundo y estrecho. ¿Por qué tan pequeños?¿Es que están cansados de cavar los campos? Pues la realidad es que había que meter el cuerpo sin vida de una niña de doce años, y el siguiente, más pequeño aun, para una niña de dos años. Cuando rezo junto a la comunidad delante de estas tumbas de tierra que se encuentran junto a las casas, siempre me viene la misma pregunta. ¿Qué podemos hacer ante tanta muerte injusta? Y digo injusta porque la mayoría de estos críos mueren por falta de medios, por desconocimiento y por tantas otras carencias. Porque la muerte la acepto con la Esperanza en la Resurrección, pero lo que me cuesta más aceptar es un mundo tan desigual y con tanta gente careciendo de lo más básico. En el momento que intento enviar este blog, me llaman diciendo que un bebé que bauticé esta Navidad ha muerto. Los niños como siempre los más desfavorecidos. Aun así juegan, ríen, trabajan y corren por estos pueblos llenándolos con un sonido que es música para los oídos.

lunes, 19 de mayo de 2014

Aunque no apetezca

En esta vida toca hacer muchas cosas que no apetecen. La cuestión es saber con qué talante las hacemos y el trasfondo de por qué las hacemos. El sábado pasado asistí a la ordenación del primer obispo bariba, esto no debería resultar extraño, sino fuera porque esta semana me tocó viajar al sur y la ordenación era a más de ciento cincuenta kilómetros de casa. Por lo que en un principio había decido no asistir. Pero lo que nosotros decidimos no es siempre lo que al final acabamos realizando. El presidente de los catequistas de la parroquia me dijo que tenían mucho intereses en asistir cuatro de los catequistas y que si por favor les podía llevar. ¿Cómo decirle que no? Pues es lo que le dije, que lo sentía mucho pero que no iría a la celebración. A la vuelta de Cotonou y habiéndolo rezado un poco, no me quedaba más solución que llevar a esta gente entregada y buena a la ordenación episcopal. Aproveché para llevar a seis aspirantes de la parroquia, que de paso descubrieron un poco más su propio país. El caso es que cuando se quiere, cuando se ama, es fácil hacer un esfuerzo, por muy cansado que esté uno. Y mi vocación es la de servir a estas comunidades por Amor.

martes, 29 de abril de 2014

Dibujar sonrisas

La otra tarde cayó una buena tormenta, vino acompañada de granizo, que por esta zona no es muy habitual. Salí a hacer unas fotos y me encontré que todos los chavales del madeb estaban recogiendo con alegría e ilusión las pequeñas bolas de hielo. La algarabía era formidable, reían, disfrutaban, se las metían en la boca o se las enseñaban a los amigos. Una vez más, esto me hace ver con que poco se conforma esta gente. Pero en realidad, lo que realmente se encuentra detrás de este hecho, es que hay gente en el mundo que sigue sabiendo disfrutar y saborear las cosas sencillas que regala la vida, la naturaleza, los otros. Que siguen aprovechando cualquier ocasión para reír a gusto y compartir lo cotidiano con quienes les rodean. Supongo que en este tiempo de Pascua, el sentir la verdadera alegría de saber a Jesucristo vivo entre nosotros, poderlo reconocer en la gente sencilla, es un motivo más que suficiente para sonreír y  poder compartir mi gozo. Renuncio voluntariamente a tener que alegrarme o sonreír solamente cuando ocurra algo extraordinario o formidable en mi vida, cuando obtenga algo sensacional, que los demás no puedan tener. Esta gente dibuja sonrisas en mi cara cada día, con las cosas y acciones más corrientes que se pueda imaginar.

miércoles, 16 de abril de 2014

Gustar el fruto del árbol

 Cuando yo era pequeño, recuerdo que nos encantaba subirnos a los árboles para poder jugar, alguno sufría un accidente y le tocaba llevar escayola. Nuestros mayores siempre nos decían que tuviéramos cuidado de no caernos. Estoy convencido que alguna desgracia mayor habría. Aquí es época de que los frutos silvestres maduren, los mangos están dulces y jugosos y los niños trepan descalzos con gran habilidad por todos esos árboles para recoger sus frutos y poder llenar sus vientres de algo distinto a la bola de maíz que toman a diario. El problema es que en demasiadas ocasiones tientan las leyes de la gravedad y la resistencia de las ramas. Los hospitales se llenan de niños con algo roto y lo que es peor, asistimos a algún que otro funeral de algún niño que no superó la caída. El precio del fruto se hace caro, pero la recompensa de poder disfrutar de su sabor merece el riesgo. Estamos en una semana crucial, donde Jesús también asumió el riesgo de subir al árbol para que pudiéramos gustar su fruto.

jueves, 27 de marzo de 2014

Tocar callos

 Que nadie se inquiete, no me he vuelto podólogo ni experto en durezas de la piel. Pero quizá, algo que vivo desde que llegué y que siempre me ha hecho reflexionar, el otro día me tocó fuertemente.
 El caso es que en una celebración con el obispo, en una misa con los críos, el obispo propuso que les bendijésemos imponiendo las manos en sus cabezas. Y como no podía ser de otra forma, empecé a constatar que muchas de las cabezas a las que imponía las manos, estaban con una calva de la que sobresalía un gran callo.  Es lo normal cuando tu cabeza porta desde tierna edad cosas de gran peso y volumen. Barreños de veinticinco litros de agua, troncos de árbol enormes, barreños con piedras, y diversidad de cosas que a nosotros nos parecería increíble tener que transportar. Todo ello recorriendo una buena distancia.

 En nuestra cultura comenzaríamos a hablar de explotación de la infancia, esclavitud, trabajos inadecuados. Pero en esta realidad en la que vivimos, lo que hacen estos críos no es otra cosa que ayudar en casa. Se necesitan todas las manos y en este caso todas las cabezas para colaborar a la subsistencia de toda la familia. Es gracioso ver como uno de los juegos que más gustan a los críos es llevar un barreño pequeñito de plástico en su cabeza para acompañar a los mayores e imitarles. Sólo espero que esa ayuda no les impida poder ir al colegio y seguir formándose.

jueves, 13 de marzo de 2014

Polvo eres y en polvo te convertirás

La cría ya no está con nosotros
La semana pasada comenzábamos la cuaresma con el miércoles de ceniza. Ahora el sacerdote al imponernos la ceniza suele decir lo de conviértete y cree en el Evangelio, pero antes nos decía la frase que titula este blog. El caso es que la semana comenzó con el anuncio de que uno de los gemelos que había traído hace tres meses de uno de los pueblos al centro renutricional, cuando ya le habían dado el alta para irse, cogió una diarrea y murió de un día para otro. Al día siguiente nos comunican que una niña de ocho meses que habíamos bautizado la pasada Navidad, hija de un catequista, había muerto también por una diarrea. La procesión con el cuerpo de la pequeña después de la misa iba precedida por la cruz, el joven que la portaba tenía la camiseta totalmente deshecha y su calzado eran los pies desnudos, le seguía una chica que llevaba la calabaza con el agua bendita, con el mismo tipo de vestimenta y calzado que el anterior, les seguía un hombre que portaba el cuerpo de la niña envuelto en una esterilla. Habían dejado sus trabajos en el campo para ir al entierro. Esto es algo importante, pues la muerte de un niño aquí, según la tradición, es una deshonra y no se le hace mucho caso. Pero era una bautizada, y saben que está llamada a una vida mejor, a la vida eterna, y que rezar es lo mejor que pueden hacer. La aceptación de que la vida no nos pertenece es clara entre estas gentes y por eso viven agradecidos cada día. No pretenden hacerse los dueños de la vida, sino vivirla de la manera sencilla. Cuando uno tiene claro cuál es nuestro final, entonces se aprende a disfrutar en cada momento las cosas que verdaderamente importan.

viernes, 28 de febrero de 2014

Lección de humildad

No sabe ponerse la camisa, pero lee de maravilla
Cuando uno piensa que nada se le resiste porque ya empieza a leer el Evangelio en bariba en misa y porque incluso se atreve a decir unas palabras en la homilía en la lengua local, resulta que unos renacuajos te devuelven a la dura realidad. Queda mucho por trabajar y por seguir practicando y aprendiendo. Da gusto ver a María Dominica o a Gerard, críos que no llegan al ambón para leer, pero que abren la Biblia en su idioma y que leen con una soltura abrumadora. El gusto es doble, porque no permiten que me engría creyendo que se más que ellos, pero además porque en un país donde mucha gente no sabe leer, donde los que lo hacen es en francés en general y de aquellas maneras. Ver críos que están alfabetizados tanto en francés como en bariba es un canto a la esperanza. Me alegra que sean ellos los que me recuerden que debo hacer las cosas con humildad, pues siempre hay alguien que nos supera.

martes, 18 de febrero de 2014

Que difícil

Hasta nuestra parroquia llegan los refugiados de la guerra de Centro África. El otro día una familia compuesta por cinco adultos y tres niños aterrizaron en Siki. Los dos hombres vinieron junto al que les acoge a visitarnos. Querían volverse a la capital, cuatro días viviendo en las condiciones de aquí no les habían convencido para nada. Les intentamos dar consejos, animarles a quedarse e ir conociendo a la gente, buscar algún trabajo en el campo. Por supuesto les dimos alguna cosa básica para su sustento estos primeros días. Pero su corazón desgarrado por los horrores de la guerra estaba cansado de promesas y esperanzas que no se realizaban. Les habían enviado aquí diciéndoles que encontrarían trabajo de profesores y con un buen sueldo. Supongo que en su deambular por estas tierras habrán escuchado muchas cosas y pocas se habrán hecho realidad. Nosotros no pretendimos ofrecerles nada espectacular, que se quedaran aquí, pues aquí encontrarían la paz. La guerra la traían encima, la hermana mayor es musulmana y ellos católicos y no se entienden y se llevan mal. Aquí les dijimos que vivíamos en paz y que la religión no era impedimento para convivir sanamente. Que difícil es sacar la rabia y el rencor de lo más profundo, sobre todo cuando se han vivido situaciones dramáticas. Que difícil es dormir en el suelo, que no haya luz y agua, no entender la lengua, no desayunar muchos o ningún día, sobre todo cuando se ha vivido en una capital y con buen nivel de vida. Al final no escucharon nuestros consejos, se han ido de nuevo a la capital donde nosotros pensamos que lo van a pasar muy mal. Que difícil es saber ofrecer la palabra oportuna para calmar los corazones rotos. Ahora nos queda rezar por ellos y que los más de ochocientos refugiados que han llegado de Centro África encuentren una salida digna para sus vidas, y sobre todo con paz.

martes, 28 de enero de 2014

Un amanecer diferente

El pasado jueves me encontraba solo en la misión, por lo que tuve que pasar la misa de Fo-Boure a la mañana para poder ir a otros pueblos por la tarde. Cuando a las siete menos diez me acerco a la puerta de la capilla, me encuentro que los catequistas están hablando con la monja y con los ancianos. “Mompe, ha fallecido una chica”. Me pongo a su disposición  y acordamos hacer el funeral sin el cuerpo en la Iglesia. Me acerco a la casa donde está la difunta y rezamos, bendigo el cuerpo y la tumba y no espero a que la entierren, el marido está viniendo de viaje desde la capital de la región. De vuelta a casa pregunto qué ha pasado. Era una chica joven, profesora de instituto, en el parto de su segundo hijo todo se complicó y no pudieron salvarla. Por desgracia cosa demasiado frecuente por estos lares. Se había muerto esa misma noche y la trajeron en taxi hasta el pueblo, muchas veces llevan a los difuntos en motos cuando tienen que trasladarlos. Cuando pregunto por qué no se ha podido llevar el cuerpo a la Iglesia la respuesta es contundente. La abrieron para operarla y al morirse pues no la cierran, porque eso cuesta dinero y no tiene ningún sentido gastarlo en un muerto. Por lo que todas las tripas y líquidos se le salían y era mejor no mover el cuerpo. Era una chica alegre y llena de vida Serafine, había hecho un gran esfuerzo para llegar a ser profesora de instituto, mujer y rural, una combinación que suele ser una gran barrera en este país para progresar. Estaba casada con un musulmán, pero nunca abandonó su fe. Aunque yo no la conocí personalmente, creo que es un ejemplo de mujer que con fe fue capaz de mover montañas para conseguir sus sueños.

viernes, 17 de enero de 2014

¿Dónde está mi nueva casa?

 En este país, en cuanto alguien tiene un poco de dinero de sobra, se hace una nueva casa. De hecho es escandaloso ver algunos edificios construidos por la “gente grande” con todo el dinero que han “robado” y conseguido de la corrupción. Nuestro amigo Evariste fue acusado, injustamente, de un desfalco en las cuentas de la fundación Juan Pablo II de la familia de Cotonou. Después de años trabajando para la Iglesia y siendo junto a su mujer Charlote pilares fundamentales en la formación sobre la familia. Él nunca estuvo al frente de las cuentas, pero como faltó dinero, se acusó al más débil. Sin juicio y sin pruebas estuvo en la cárcel, una experiencia que siendo dura en cualquier sitio, os puedo asegurar que aquí lo es de manera especial. El caso es que después de unos años allí, salió sin ser juzgado, pues en realidad no había ninguna prueba contra él. Él siempre dijo, si he robado, ¿dónde está mi casa nueva? Pues la realidad es que seguía viviendo austeramente y así ha seguido su familia. Él no ha guardado rencor a la Iglesia, pues sabe que fue cosa de algún mal intencionado. Es hombre alegre, que transmite una fe inquebrantable y que sigue entregado a ayudar en todo lo que puede. Ciertamente es admirable y un placer conocer gente que a pesar de las duras pruebas que la vida les hace pasar, nunca pierden la sonrisa en su rostro.