miércoles, 9 de mayo de 2012

Estar en el sitio y momento adecuados

El pequeño de la izquierda es Sabi,
aquí junto a sus hermanos el día
de los bautizos de Sonka
 Hace unas semanas, en el pueblo de Sonka después de la catequesis, me vino un señor a contarme que su hijo llevaba malo tres días, con fiebre alta. Le pregunté lo normal, qué si le había llevado al médico. Me contestó algo difícil de comprender para nosotros, pero que aquí es del día a día. La abuela decía que al niño lo que le pasaba es que le había caído el fetiche encima y que no lo podía llevar al dispensario pues llevaría el fetiche a todos los que estuvieran allí. Yo le pregunté si el quería llevarlo al médico y él me dijo que sí pero que no se atrevía a contradecir a la mayor de la familia. Con los catequistas fuimos a la casa y cuando vi al crío fuera sobre una esterilla y con muy mal aspecto, al momento fui a tocarlo. Estaba ardiendo, parecía claro que tenía un paludismo en pleno desarrollo. Así que volví a insistir al padre si quería llevarlo al médico, volvió a decir que sí, cogí al niño en mis brazos y en voz alta dije que cuando un crío estaba así había que llevarlo al médico y que dejarlo allí por la historia de los fetiches era condenar a los críos a la muerte. Nadie dijo nada, nadie se opuso. Le llevamos al dispensario de Fo-Boure y se confirmó lo del paludismo. En esta ocasión llegamos a tiempo y estábamos en el momento adecuado en el sitio adecuado. ¿Cuántas veces por desgracia no es así en nuestras vidas?

miércoles, 2 de mayo de 2012

¿De quién me fío?


Más que el buen pastor con las ovejas parecemos cabras locas

 El domingo pasado era el domingo del Buen Pastor, el que conoce a sus ovejas y ellas le conocen, por eso hay confianza mutua. Me toco celebrar tres misas y las tres en diferente idioma, peul, bariba y francés. Los que me conocéis ya podéis imaginar la escena, todo en plan macarrónico pero sin ninguna vergüenza. A lo largo de mi vida siempre me ha preocupado compartir con la gente desde el corazón, mostrarme tal y como soy e intentar que los otros abran el suyo. Esto me ha llevado a tener muchos y buenos amigos, gente en la que poder confiar y que confía en mi. El caso es que muchas veces me planteo, en mi labor por estas tierras, si me dejo conocer por la gente y si llego a conocerles. Pues algo que resulta a primera vista un inconveniente claro es la dificultad del idioma. Pero profundizando un poco más descubro que a pesar de la cuestión idiomática, es posible conocer y que te conozcan. Una vez más la vida me demuestra que es seguir el ejemplo de Jesús, ser capaces de dar la vida por lo otros. En este caso con compartir el día a día suele ser suficiente, con sus alegrías y sus penas. En cualquier caso el que está enamorado siempre está alegre y dispuesto a alegrar a los demás.