martes, 30 de junio de 2020

Gente agradecida

Hace casi un año os conté el caso de Cecile, una chica que tenía una enfermedad extraña por la que se le llenaba el vientre de líquido y que la estaba consumiendo. Al final fue al hospital y tras alguna que otra operación y meses ingresada, volvió a casa sana y feliz. El coste económico para la misión fue alto, pero lo hicimos con gusto. El otro día me sorprendió viniendo con su novio, no sabíamos que tenía novio, él quiso venir a presentarse y a dar las gracias por todo lo que habíamos hecho por su prometida, el chico es musulmán, y también nos hemos enterado que estuvo siempre ayudando económicamente a Cecile, pero no sabíamos de su existencia ni de su ayuda. Como es habitual por aquí, no se limitaron a saludar y dar las gracias sino que trajeron presentes como regalo, un buen gallo y huevos de pintada. A mucha gente le puede parecer que no es gran cosa, pero aquí, haber hecho ese regalo supone un esfuerzo enorme para dos jóvenes. Venían acompañados de dos amigos, pues claro está, no podían venir juntos y solos. Cada uno fue traído por un amigo en diferentes motos. No desaproveché la ocasión para recordar al novio que Cecile era católica y que quería continuar siéndolo. El no tuvo ningún problema en decir que por supuesto respetaba la religión de ella, espero que sea así. Muchas veces no son los jóvenes los que imponen cambio de religión a sus parejas, sino las familias de los jóvenes los que presionan para ello. Cecile está sana y feliz, disfrutando de una segunda oportunidad y parece que no la va a dejar escapar. De hecho ya me preguntaron sobre la posibilidad de casarse, por ahora tendría que ser matrimonio con disparidad de cultos.