sábado, 26 de junio de 2021

Salomón y Rosalie

Una mañana fui a celebrar a un pueblo gando pero el catequista se había olvidado de anunciar la celebración, busque por el pueblo y encontré a Salomón, al cual le dije que me llevara a conocer su casa y poder saludarles. No viven en el pueblo sino un poco alejados, en medio de los campos. Gando, según una de las muchas explicaciones que he recibido y me parece coherente, quiere decir no es dulce, son una etnia que en realidad son bariba que fueron rechazados cuando eran pequeños por acusación de brujería, y fueron acogidos por los peulh, pues si los niños brujos se alejaban de la familia no les traerían los malos espíritus a la familia. Podía ser porque les saliesen los dientes de arriba antes que los de abajo, nacer de culo, que la madre muriese en el parto. La otra opción era matarlos, cosa de la que había en cada pueblo una persona encargada de hacerlo. Así que estos bariba que hablaban peulh acabaron convirtiéndose en la edad adulta y con el paso de los años en una nueva etnia. Los gando son gente muy trabajadora, y sorprende como viven porque no parece que les rente tanto esfuerzo. Salomón y Rosalie son encantadores, me acogieron con todo cariño, estuve con ellos y sus hijos, ninguno escolarizado, y me enseñaron los campos que tenían y los animales que cuidaban. También dónde cogían el agua para beber y hacer la comida, absolutamente insalubre, pero así lo han hecho durante años y a ellos no les importa. Al final de la visita se pusieron a correr detrás de un gallo, pues no podían dejarme ir sin hacerme ese regalo y un saco de ñames. Acogedores y muy generosos en su pobreza. En realidad, mucho más ricos que muchos de nosotros a la hora de amar.