Una mañana fui a celebrar a un pueblo gando pero el catequista
se había olvidado de anunciar la celebración, busque por el pueblo y encontré a
Salomón, al cual le dije que me llevara a conocer su casa y poder saludarles. No
viven en el pueblo sino un poco alejados, en medio de los campos. Gando, según
una de las muchas explicaciones que he recibido y me parece coherente, quiere
decir no es dulce, son una etnia que en realidad son bariba que fueron rechazados
cuando eran pequeños por acusación de brujería, y fueron acogidos por los
peulh, pues si los niños brujos se alejaban de la familia no les traerían los
malos espíritus a la familia. Podía ser porque les saliesen los dientes de
arriba antes que los de abajo, nacer de culo, que la madre muriese en el parto.
La otra opción era matarlos, cosa de la que había en cada pueblo una persona
encargada de hacerlo. Así que estos bariba que hablaban peulh acabaron convirtiéndose
en la edad adulta y con el paso de los años en una nueva etnia. Los gando son
gente muy trabajadora, y sorprende como viven porque no parece que les rente
tanto esfuerzo. Salomón y Rosalie son encantadores, me acogieron con todo
cariño, estuve con ellos y sus hijos, ninguno escolarizado, y me enseñaron los
campos que tenían y los animales que cuidaban. También dónde cogían el agua
para beber y hacer la comida, absolutamente insalubre, pero así lo han hecho
durante años y a ellos no les importa. Al final de la visita se pusieron a
correr detrás de un gallo, pues no podían dejarme ir sin hacerme ese regalo y
un saco de ñames. Acogedores y muy generosos en su pobreza. En realidad, mucho
más ricos que muchos de nosotros a la hora de amar.