viernes, 22 de junio de 2018

La retaguardia


El otro día hicimos la habitual reunión de catequistas y presidentes, pero esta vez invitamos a sus mujeres a participar. La idea era agradecerles que fueran apoyo para sus parejas, y que tuvieran que soportar el peso de la casa  ellas solas, cuando los catequistas o presidentes tenían reuniones de formación, trabajo en la comunidad, etc. Abrimos un diálogo interesante donde compartieron sus alegrías y dificultades. Pero todas estaban orgullosas de poder colaborar. Muchas veces hemos agradecido a los catequistas y presidentes su abnegada labor para sostener nuestra Iglesia, pero ellos no podrían hacer nada si en casa no estuvieran ellas. Finalizamos con una comida festiva que a todo el mundo agradó.
 Tenemos la costumbre de agradecer las cosas solamente a la persona que es más visible, sin darnos cuenta que en la mayoría de las ocasiones, siempre hay alguien en la retaguardia cuidando de su vida, la de los suyos y apoyándole en las cosas más básicas y en las más exigentes. Tanta y tanta gente que hay en el mundo haciendo esa labor callada, discreta, pero tan necesaria.
 Muchas veces se habla de los misioneros como protagonistas de algo muy especial, cuando en realidad hay mucha gente, tanto aquí, como allí, que están sosteniendo toda nuestra labor y haciendo posible que podamos desarrollar nuestro trabajo. A todos los que formáis la retaguardia de uno u otro modo, gracias.

sábado, 2 de junio de 2018

Encuentros

Foto tomada el año pasado en Parakou
Hace unos días celebraron de nuevo el encuentro propiciado por la fundación Salvador Soler, este año tocaba en España de nuevo. Es un “buen lugar” donde los misioneros, clero beninés, religiosas de los dos países, representantes de la iglesia evangélica y distintas organizaciones no gubernamentales que ayudan en Benín, nos encontramos para compartir experiencias y trabajos realizados, con la idea, y es lo más importante, de sentirnos unidos y echarnos una mano en las distintas tareas que realizamos. Por desgracia muchas veces pecamos de demasiado individualismo, y lo importante es mi misión y lo que yo hago, y nos preocupa incluso compartir quienes son nuestras fuentes de financiación. ¿La razón? Miedo a que esas instituciones o personas compartan sus recursos con otros y nos dejen a nosotros sin recursos. Quizá miedo a que nos quiten el protagonismo. Por encima de todo está el saber que tenemos una labor común, que el único sentido de nuestra presencia aquí es el Evangelio, que da vida, devuelve dignidad a los pisoteados por la miseria y las injusticias, y que nos hace vivir y sentirnos como hermanos. Por eso los miedos han caído y en estos años en los que Ramiro nos ha propuesto encontrarnos, las reuniones han sido un éxito y muy enriquecedoras. En Benín esperamos el segundo encuentro por estas tierras con ilusión, hay demasiados desencuentros en nuestro mundo y en nuestra vida como para desaprovechar estas ocasiones.