lunes, 30 de septiembre de 2013

¿Por qué no me quieren?

Hace un par de semanas fuimos a visitar a Bio, un crío de un año con hidrocefalia. El caso es que su madre, tercera esposa, había muerto hacía un mes. El padre no quiere al niño y nos lo quería dar. Fuimos con una madre que tiene un crío algo mayor y que también tiene hidrocefalia, y otra madre que tiene un crío con parálisis cerebral, acompañados de dos mayores de la comunidad y de las monjas. Todos le expusimos que debía querer al niño y quedárselo. El momento crucial fue cuando Chimen, el otro crío dijo, aquí está mi hermano pequeño, rápidamente lo identificó como de su familia. Fue un momento muy intenso, donde recorría por lo más profundo de nosotros una emoción especial. Chimen se hacía uno con Bio. La madre de Chimen pasó a contar que su hombre la había dejado por no deshacerse del crío, y que ahora que le veía hablar y caminar volvía a querer acercarse a ella. La cuestión ha acabado con el padre diciendo que no quiere al niño y que nos lo quiere dar, hemos puesto el asunto en manos de las autoridades para que todo se haga conforme a la ley y sobre todo para que no deje morir al niño. Esto que nos parece tan horrible es algo que se está haciendo palpable en todo el mundo. En cuanto los niños no son perfectos no nos importa deshacernos de ellos, da igual si están en el vientre de la madre, como si están fuera. Por suerte Bio tiene la oportunidad de encontrar alguien que le querrá y podrá seguir viviendo, aunque no sea con su familia. Pero siempre se preguntará ¿por qué no le quiso su padre?

lunes, 16 de septiembre de 2013

Dejar elegir

Fadira Catherine es una chica nacida en una familia musulmana. Hasta ahí nada de extraordinario. Una chica joven que estudiaba hasta el año pasado. ¿Cuál fue el problema? Pues que su familia no le dejó seguir estudiando porque iba a la oración a nuestra iglesia, o dejaba de ir a la oración o no le daban dinero para estudiar. El primer año sacó dinero vendiendo cosas y consiguió seguir estudiando e ir a la Iglesia, a pesar de que su familia la insultaba y alguna vez la llegaron a pegar. Pero el año pasado le prohibieron ir al instituto si seguía yendo por nuestra comunidad. Así que la chica dejó de ir a estudiar pero no dejó de acercarse a las celebraciones. La presión familiar ha ido en aumento, pero gracias a Dios no la han obligado a casarse ni la han podido forzar a no venir a nuestra casa. Así que nos ha contado su historia y nos ha pedido que le ayudemos con su familia para poder seguir estudiando. Le hemos propuesto hacer los estudios de ayudante de enfermería y ella está contenta y feliz. Tendrá que ir a Parakou, a la ciudad, esto le da la ventaja de tener a su familia algo más lejos y que la dejen seguir el camino de Jesús, que es como lo dicen aquí, con más tranquilidad. Como este caso hay muchos, pero esto pasa en todo el mundo. Si dejáramos que cada uno siguiese su camino y lo respetáramos, siempre que sea acorde con los derechos humanos, el mundo iría mucho mejor.