Fadira
Catherine es una chica nacida en una familia musulmana. Hasta ahí nada de
extraordinario. Una chica joven que estudiaba hasta el año pasado. ¿Cuál fue el
problema? Pues que su familia no le dejó seguir estudiando porque iba a la
oración a nuestra iglesia, o dejaba de ir a la oración o no le daban dinero
para estudiar. El primer año sacó dinero vendiendo cosas y consiguió seguir
estudiando e ir a la Iglesia, a pesar de que su familia la insultaba y alguna
vez la llegaron a pegar. Pero el año pasado le prohibieron ir al instituto si
seguía yendo por nuestra comunidad. Así que la chica dejó de ir a estudiar pero
no dejó de acercarse a las celebraciones. La presión familiar ha ido en
aumento, pero gracias a Dios no la han obligado a casarse ni la han podido
forzar a no venir a nuestra casa. Así que nos ha contado su historia y nos ha
pedido que le ayudemos con su familia para poder seguir estudiando. Le hemos
propuesto hacer los estudios de ayudante de enfermería y ella está contenta y
feliz. Tendrá que ir a Parakou, a la ciudad, esto le da la ventaja de tener a
su familia algo más lejos y que la dejen seguir el camino de Jesús, que es como
lo dicen aquí, con más tranquilidad. Como este caso hay muchos, pero esto pasa
en todo el mundo. Si dejáramos que cada uno siguiese su camino y lo respetáramos,
siempre que sea acorde con los derechos humanos, el mundo iría mucho mejor.