miércoles, 31 de julio de 2024

El hombre propone y Dios dispone

 

Estas últimas semanas por distintas circunstancias no ha sido posible cumplir el programa como estaba previsto. Unos días por tener contracturas que inhabilitaban para llevar las motos o el coche, otras por las fuertes lluvias, en ocasiones el camino ha desaparecido y se ha convertido en un rio imposible de atravesar con casi ningún vehículo a riesgo de tener un accidente. Incluso llegando a los sitios, la lluvia empezaba a caer con fuerza y había que refugiarse en algún sitio pues, como es lógico, la gente de la comunidad que tiene más cabeza y conocimiento de la naturaleza no se presentaba. Es doloroso no poder acompañar a esta gente por distintas circunstancias, pues son gente abandonada por casi todo el mundo y agradecen nuestra presencia. Pero hay que aceptar con humildad que somos limitados y que por distintas circunstancias de la vida, hay muchas cosas que no podemos hacer como habíamos planeado, aunque fuera para el bien de otros. Todo esto hay que aceptarlo con humildad y mucho ánimo esperando la próxima ocasión en la que podremos realizar lo previsto.

sábado, 29 de junio de 2024

Escasea el alimento

 


Estamos en el comienzo de la sesión de lluvias, que no acaba de arrancar como debía. Siempre es un tiempo difícil para esta gente, pues las reservas del año empiezan a escasear. El año pasado la cosecha fue mala, por lo cual el problema se agrava. Mucha gente come sólo una vez al día, si lo hacen, o cada dos días. Pero los hay que se han quedado sin nada con qué dar de comer a sus familias. El otro día vino un paisano a pedir que le prestáramos un saco de maíz, unos 110 kilos, para poder comer hasta que la nueva cosecha empiece a dar sus frutos. Aun así, no se les ve tristes o desanimados, siempre confiando en Dios y en que las lluvias les proporcionaran comida para el próximo año. El problema es que muchos se endeudan para poder cultivar y mucho de lo que cosechan es para poder devolver lo que les han prestado. Esperemos que el buen Dios nos envíe suficiente agua como para poder subsistir dignamente.

miércoles, 29 de mayo de 2024

Wonko

 


 A 8 kms de la comunidad de Boro, que es la más lejana de donde se encuentra el epicentro de la misión, está a 20 kms, se encuentra una pequeña población gando-peulh de nombre Wonko. Allí hay un hombre que se hizo católico y ha pedido siempre que nos hiciéramos presentes entre sus vecinos. Es un tipo de comunidad donde las casas están dispersas, en medio de los campos de labranza. Así que la gente de la comunidad de Boro empezó a ir a hablarles de Jesucristo, y en un momento dado preguntaron si querían que se acercase el misionero, a lo que respondieron que sí. Así que después de celebrar misa en Boro, tomamos camino, en realidad senderos, con la moto dirección el poblado. Una vez más la gente no estaba preparada, miran tu capacidad de ser paciente, para saber si de verdad lo que les vas a contar te importa lo suficiente como para esperar pacientemente a que se vayan congregando entorno a tu palabra. Así que pusimos música en fulfulde que es su lengua y eso les fue atrayendo. Al final, les dijimos a qué habíamos ido, primer anuncio de la Buena noticia, y dimos una pequeña catequesis de iniciación y rezamos. Al preguntar si querían alguna aclaración sobre lo dicho o si tenían alguna cuestión, salió a relucir si podíamos construirles un colegio. Por desgracia demasiadas veces hemos ido sólo a hacer desarrollo social y se nos ha olvidado anunciar lo más importante. En la actualidad para construir un colegio hay que contar con la alcaldía, pues hay que tener permisos. Pero todo se puede estudiar. Nos fuimos de allí cargados de huevos de pintada y con leche de vaca recién ordeñada. Gente acogedora sin lugar a dudas.

jueves, 2 de mayo de 2024

Animar, acompañar, ayudar

 

En las afueras de Sisiguru viven varias familias. En el mundo gando suele ser así, parecido a los campamentos peulh. Las familias a las que me refiero bebían agua sucia, llena de barro y que también compartían con sus animales, pues los lugares donde la cogían eran los mismos donde los animales abrevaban. Desde que conocí su situación les anime a construir un pozo, pues una bomba de mano o de pie es demasiado cara. Siempre me dijeron que no tenían dinero para eso. Solución, pues echarles una mano, si se animaban a hacerlo, la parroquia les ayudaría con los gastos de la construcción del pozo. Así que al final, entre unos y otros hemos conseguido que un par de familias tengan agua limpia para beber y cocinar, lo que disminuirá las diarreas y las enfermedades, y por supuesto la muerte de los niños. Siempre es un gusto ver como la gente, con un poco de ánimo, acompañamiento y ayuda, son capaces de hacer muchas más cosas de las que piensan que pueden hacer.

lunes, 1 de abril de 2024

Visitar, acompañar

 

Me disculpo por escribir con retraso este blog y que no haya salido publicado en marzo, prometo enmendarme. Feliz Pascua de Resurrección. Este escrito viene muy a cuento con el tiempo que vivimos, pues el obispo nos mandó encargarnos de un pueblo nuevo que no pertenecía a la parroquia, aunque si era del distrito, por distintas circunstancias había quedado circunscrito a otra parroquia antes de nuestra creación. Un pueblo gando, muy alejado de todo y con caminos malos, por no decir imposibles en tiempos de lluvia. Pero los misioneros habían llegado allí y habían formado una pequeña comunidad. Por desgracia, han estado mucho tiempo sin ser atendidos y sin ninguna visita por parte de nadie. Que importante es visitar y acompañar a la gente, en todas las circunstancias de la vida. Sobre todo a los últimos, los más abandonados, a los que nadie considera. Pues eso es lo que hemos empezado a hacer con la gente de la comunidad de Konaru. Nos recibieron entre escépticos y alegres, casi no se lo podían creer. Charlamos, nos interesamos por ellos, rezamos juntos y prometimos visitas regulares. Sólo encontramos a tres de la antigua comunidad, nos dijeron que por lo menos quedaban diez, pero que no estaban. En este tiempo de resurrección, con pequeñas acciones como visitar y acompañar, podemos hacer revivir a mucha gente.

Estado en el que encontramos la capilla

jueves, 29 de febrero de 2024

Ramón, adaptación, justicia y paz

 


El pasado sábado enterrábamos a Ramón Bernad, un misionero de la sma que ha dedicado más de cincuenta años a esta zona de Africa. Después de pasar cuarenta y siete años evangelizando y trabajando por la justicia y la paz en Costa de Marfil, le pidieron que se viniera para Benín y no puso ninguna objeción. Bien dispuesto se adaptó rápidamente a su nuevo país. Lo importante no es el lugar, sino si puedes trabajar y vivir tu vocación con lo que te llena. Ramón lo tenía claro, y como regalo le volvieron a asignar la comisión justicia y paz, para que fuera concienciando de la falta que hacen las dos cosas en este mundo. No paraba de viajar y dar charlas de formación sobre este asunto. Pero no por eso descuidaba la parroquia donde estaba destinado y mucho menos sus visitas a la cárcel de Parakou, ya lo hacía en Costa de Marfil, tenía esa sensibilidad y la cuido siempre. Ahora descansa en Buka junto a su amigo Jesús. Que su ejemplo nos sirva como acicate, para sabernos adaptar a las nuevas circunstancias que nos llegan a todos en la vida, y para no olvidar que un día estamos muy bien y al día siguiente podemos estar enterrados. En este tiempo de cuaresma es bueno recordar que polvo somos y al polvo volveremos. Vivamos lo que importa de verdad.

miércoles, 31 de enero de 2024

Agujeros

Hoy no voy a hablar de los caminos, aunque con el título podría perfectamente hacerlo. Sino del mes de enero que termina, en el que por desgracia he tenido que ir a bendecir tres agujeros, aunque uno ya estaba cubierto de arena. Tres situaciones bien distintas, pero todas nos hablan de esperanza, de una vida futura, aunque también nos encogen el corazón y de tristeza. Al principio de mes, cuando todavía celebrábamos las fiestas de navidad, me comunicaron la muerte de un niño de dos años y medio, ya estaba enterrado, pero fui a rezar a su tumba, y a acompañar a la familia, una vez más, no saben de que murió. Unos días después fue el anciano Parfait, al que estábamos ayudando con los gastos del hospital, parece que el corazón no le aguantó más, aquí todavía no había hecho el entierro de un bautizado, por lo que la comunidad andaba un poco perdida. Por supuesto celebramos el funeral con cuerpo presente y fuimos hasta la tumba. En este caso rectangular y alargada, cada etnia la hace de una forma y con diferentes tradiciones. Dentro de los bariba hay dos formas de hacerlo, los wasangari, que son los guerreros la hacen así. Seis días después, un hombre joven, Abu, de una pequeña comunidad gando, donde tengo tres catecúmenos, de los cuales dos asistían con regularidad, uno de ellos era él. Todo el pueblo está muy tocado con esta defunción, tuve suerte, en ese momento tenía una visita en casa de catequistas gando de otras parroquias, y me acompañaron al entierro, al no ser bautizado no hubo misa, pero sí oraciones y bendición. Son duras estas situaciones, sobre todo cuando en un país económicamente más desarrollado, muchas de estas muertes no ocurrirían, aunque otras sí, pues la muerte forma parte de nuestro existir. Pero nuestra presencia y nuestra oración en los entierros pone su toque de esperanza. De hecho, los que no son católicos agradecen nuestra manera de afrontar la situación, pues hablamos de la Vida, de la verdadera Vida.