miércoles, 25 de julio de 2018

Alejandro

Cuando llegué por estas tierras, fui acogido en la parroquia de Bembereke por Alejandro, burgalés, amante del vino de su tierra por encima de cualquier otro, sacerdote de Oviedo, que estaba solo en esa inmensa parroquia. Hombre cordial, de acogida exquisita, siempre atento a las necesidades de cualquiera. Estos años compartidos han dado fruto a una amistad sincera, lo que no quiere decir que no tengamos diferentes maneras de ver las cosas, y que no hayamos “discutido” más de una vez por “cómo” hacerlas. Pero lo que jamás podré decir a Alejandro es que no haya realizado su labor con todo el corazón, todo el cariño y toda su entrega, pues eso sería faltar a la verdad. Después de catorce años, ha tomado una decisión que a mi parecer es prudente, vuelve a su diócesis de Oviedo a seguir haciendo misión. Como el dijo el día de su despedida, siempre ha llevado a África en el corazón y la seguirá llevando. Gran orador y amante de la buena conversación, hombre bien formado y entusiasta del movimiento cultural cristiano, me ha regalado grandes reflexiones que siempre me han llevado a cuestionarme mis posturas ante la realidad. Doy gracias a Dios por habernos hecho encontrarnos en el tiempo y haber podido compartir con él estos años. En broma, al hacer una excursión y ponérsele el pelo rojo por la tierra, yo le llamé Pumuki pues es bajito y se parecía al duende. Pero es de esos duendes, que aunque tenga cara de trasto, da buenos consejos.

miércoles, 4 de julio de 2018

El dinero a toda costa

 Últimamente andan las cosas un poco revueltas por nuestro entorno. La conclusión no puede ser otra que cuando el dinero te coge el corazón, todo deja de importarte y no respetas ni la vida humana. Por la zona han vuelto con fuerza las acusaciones de brujería, tienen costumbre de  acusar a gente que está intentando salir de la miseria, luchando por sus vidas y sus familias y que están consiguiendo ahorrar un poco de dinero. Normalmente ganado con mucho esfuerzo y sudores. Los celos son malos compañeros y siempre hay gente envidiosa que utiliza a algún tercero para hacer acusaciones de brujería, normalmente niñas que caen al suelo, tiemblan y gritan. Luego influidas por la persona celosa o por alguien del entorno, comienzan a hacer las acusaciones. Hemos tenido, una semana, en casa del cocinero de la misión, a una mujer protegida pues la habían amenazado con matarla. Hace unas semanas, en un pueblo que pertenecía a nuestra parroquia, mataron a un hombre a palos, también acusado de brujo. La policía está siguiendo el caso, pues los que provocaron la acusación, y estaban a la cabeza de los que pegaron la paliza, resulta que tenían deudas con él, nada mejor que eliminarle para cancelar las deudas. Si te acusan de brujería y das dinero, quedas libre de la acusación. Pero hay un nuevo fenómeno que es todavía más doloroso, el otro día desapareció un niño de cuatro años en un pueblo cercano. A los días encontraron colgando de una cuerda, que estaba en un árbol, un saco. Al abrirlo encontraron el cuerpo del niño sin la cabeza. Parece ser que hay unos señores, llamados gaiman, que se dedican a hacer una serie de celebraciones y sacrificios, cosa hasta ahí normal en el entorno, pero que en su caso lo hacen con sangre y vísceras de niños pequeños y de chicas jóvenes. Resulta que no es el primer niño que desaparece. Esta gente es muy rica, pues para hacer este tipo de sacrificios humanos exigen muchísimo dinero. La ignorancia de la gente, la desesperación por alguna enfermedad o problemas familiares, o simplemente el mal por el mal, hacen que los gaiman se aprovechen para enriquecerse sin escrúpulos. En medio de toda esta barbarie, los chicos siguen alegres y con la esperanza de un futuro mejor. Ya han empezado sus vacaciones que consisten en ir a ayudar al campo para el sustento familiar.