Cuando llegué por estas tierras, fui acogido en la
parroquia de Bembereke por Alejandro, burgalés, amante del vino de su tierra
por encima de cualquier otro, sacerdote de Oviedo, que estaba solo en esa
inmensa parroquia. Hombre cordial, de acogida exquisita, siempre atento a las
necesidades de cualquiera. Estos años compartidos han dado fruto a una amistad
sincera, lo que no quiere decir que no tengamos diferentes maneras de ver las
cosas, y que no hayamos “discutido” más de una vez por “cómo” hacerlas. Pero lo
que jamás podré decir a Alejandro es que no haya realizado su labor con todo el
corazón, todo el cariño y toda su entrega, pues eso sería faltar a la verdad.
Después de catorce años, ha tomado una decisión que a mi parecer es prudente,
vuelve a su diócesis de Oviedo a seguir haciendo misión. Como el dijo el día de
su despedida, siempre ha llevado a África en el corazón y la seguirá llevando. Gran
orador y amante de la buena conversación, hombre bien formado y entusiasta del
movimiento cultural cristiano, me ha regalado grandes reflexiones que siempre
me han llevado a cuestionarme mis posturas ante la realidad. Doy gracias a Dios
por habernos hecho encontrarnos en el tiempo y haber podido compartir con él estos
años. En broma, al hacer una excursión y ponérsele el pelo rojo por la tierra,
yo le llamé Pumuki pues es bajito y se parecía al duende. Pero es de esos
duendes, que aunque tenga cara de trasto, da buenos consejos.
miércoles, 25 de julio de 2018
miércoles, 4 de julio de 2018
El dinero a toda costa
Últimamente
andan las cosas un poco revueltas por nuestro entorno. La conclusión no puede
ser otra que cuando el dinero te coge el corazón, todo deja de importarte y no
respetas ni la vida humana. Por la zona han vuelto con fuerza las acusaciones de
brujería, tienen costumbre de acusar a
gente que está intentando salir de la miseria, luchando por sus vidas y sus
familias y que están consiguiendo ahorrar un poco de dinero. Normalmente ganado
con mucho esfuerzo y sudores. Los celos son malos compañeros y siempre hay
gente envidiosa que utiliza a algún tercero para hacer acusaciones de brujería,
normalmente niñas que caen al suelo, tiemblan y gritan. Luego influidas por la
persona celosa o por alguien del entorno, comienzan a hacer las acusaciones. Hemos tenido,
una semana, en casa del cocinero de la misión, a una mujer protegida pues la
habían amenazado con matarla. Hace unas semanas, en un pueblo que pertenecía a
nuestra parroquia, mataron a un hombre a palos, también acusado de brujo. La
policía está siguiendo el caso, pues los que provocaron la acusación, y estaban
a la cabeza de los que pegaron la paliza, resulta que tenían deudas con él, nada
mejor que eliminarle para cancelar las deudas. Si te acusan de brujería y das
dinero, quedas libre de la acusación. Pero hay un nuevo fenómeno que es todavía
más doloroso, el otro día desapareció un niño de cuatro años en un pueblo
cercano. A los días encontraron colgando de una cuerda, que estaba en un árbol,
un saco. Al abrirlo encontraron el cuerpo del niño sin la cabeza. Parece ser
que hay unos señores, llamados gaiman, que se dedican a hacer una serie de
celebraciones y sacrificios, cosa hasta ahí normal en el entorno, pero que en
su caso lo hacen con sangre y vísceras de niños pequeños y de chicas jóvenes.
Resulta que no es el primer niño que desaparece. Esta gente es muy rica, pues para
hacer este tipo de sacrificios humanos exigen muchísimo dinero. La ignorancia
de la gente, la desesperación por alguna enfermedad o problemas familiares, o
simplemente el mal por el mal, hacen que los gaiman se aprovechen para
enriquecerse sin escrúpulos. En medio de toda esta barbarie, los chicos siguen
alegres y con la esperanza de un futuro mejor. Ya han empezado sus vacaciones
que consisten en ir a ayudar al campo para el sustento familiar.
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