lunes, 31 de julio de 2017

Poder sonreir

La pequeña Samissi tiene ocho años, nació con labio leporino, y nunca había sonreído, o al menos nunca se pudo ver claramente. En su caso el labio estaba cortado en dos trozos, y le quedaba un trozo de carne en el centro superior del labio, rodeado de los dientes al descubierto. Esta niña gando nació con este problema, que es de fácil operación, por lo que estaba señalada y apartada de los juegos de los otros chicos. Ya se sabe que los críos tienen sus reticencias a jugar con aquellos que son diferentes y que hay que trabajar mucho con ellos para que los acepten. Llevábamos más de un año hablando con sus padres para que accedieran a llevarla a operar. La parroquia se hacía cargo de todos los gastos de la operación, ellos simplemente tenían que llevarla al hospital y pagar la manutención del acompañante. Como el sitio donde la podían operar era Tanguieta, y está lejos de aquí, la familia se fue negando durante todo este tiempo. Pero por suerte, ha venido una misión de médicos italianos al hospital de la diócesis que hacía este tipo de operaciones. Al no ser lejos, su padre se convenció y conseguimos que la llevase a operar. La cría está irreconocible. La foto es del día que salió del hospital, todavía con costra de la operación, pero reconozco que fue muy emotivo verla esbozar una sonrisa. Su vida cambiará sustancialmente, pues pasa a no ser señalada y podrá sonreír a la vida.

sábado, 22 de julio de 2017

Pequeños evangelizadores

 La semana pasada tuvimos el campamento de verano del movimiento de los niños a nivel diocesano. En esta ocasión participaron entre responsables y chavales 268 personas. Es un campamento donde principalmente reciben formación, un montón de charlas. Sorprende ver que siguen teniendo interés y ganas, aunque el cansancio les hace echarse alguna pequeña cabezada durante las ponencias. También se examina a los responsables para que puedan tener la titulación y la pañoleta que les identifica como tales. Por supuesto no todo queda ahí, hay cantos, bailes, teatros y mucha diversión. Nos acogieron con cariño desde la parroquia de N´Dali, donde está la catedral. Yo dormí en un despacho, en el suelo, pero tuvieron a bien dejarme un colchón. Siento que el cuerpo va envejeciendo y que dormir poco y en ciertas condiciones acaba dejándome baldado. Pero la ilusión todo lo puede. Como se aprecia en la foto, estos críos son obedientes, y saben ir organizados, a la vez que mostraban la alegría del Evangelio cuando paseaban por las calles con sus cantos y bailes. Visitamos el ayuntamiento, la casa de las hermanas de la providencia de GAP y el obispado. Un paseo de tres horas al sol que aguantaron muy bien, aunque en mi caso aumento mi cansancio. Ver la alegría de estos chavales da fuerzas a cualquiera, así que no hay de qué quejarse. El movimiento se llama MADEB, que significa, movimiento de apostolado de los niños del Benin. Y hay que decir que lo hacen de maravilla.