miércoles, 30 de diciembre de 2020

Emprendedores

En este año que acaba, en el que a la humanidad le ha tocado vivir unas circunstancias ciertamente especiales por su dificultad, y ha tocado ingeniárselas para resolver muchos inconvenientes, una vez más me fijo en esta gente sencilla, que no han sentido de manera diferente su día a día durante este año. Como siempre han tenido que apañárselas para sobrevivir en un medio hostil, en el que no suelen recibir muchas ayudas, y en el que las epidemias, inundaciones, cortes de caminos, y un largo etc., son algo con lo que conviven con relativa normalidad. Eso les ha creado a lo largo del tiempo una conciencia solidaria, de responsabilidad común, donde no se pueden permitir el ir solamente a lo suyo, pues se necesitan unos a otros para poder ir avanzando. Y emprenden sus pequeños trabajos comunitarios, se ponen de acuerdo para hacer cosas y poder llegar a sus campos, para poder cultivar y dar de comer a su familia. Para eso tienen que construir puentes, llenar de piedras grandes charcos, por no llamarlos riachuelos, etc. Gente emprendedora que sabe que, si no lo hacen ellos, nadie lo hará, pues los “grandes” están demasiado ocupados para acordarse de ellos. Y lo que preparan, lo preparan para lo que ellos necesitan como es normal. Los coches y camiones siguen sin poder pasar, pero ¿Quién tiene algo de eso en sus pueblos? Con que pasen las motos y las bicis, o ellos andando es suficiente. No lo hacen por fastidiar a los ricos que tengan esos vehículos, simplemente trabajan para sobrevivir. De hecho, cuando han visto que para mi era una paliza llegar a los pueblos en moto, en cuanto han podido, han reparado los trozos de camino que faltaban para que pudiera pasar con el coche. Que el año que entra seamos todos más solidarios y emprendedores en favor del bien común y no sólo del particular.

domingo, 29 de noviembre de 2020

D. Alfonso


  D. Alfonso Milian Sorribas falleció el pasado jueves, era un buen hombre sin lugar a dudas. Pero ¿tiene sentido que hable de él en el blog de la misión? Por supuesto, el fue mi primer obispo como sacerdote y también fue el que me permitió ir a la misión y me envió a ésta. Que importante es cuando sentimos una vocación que alguien la refrende, porque sino contrastamos con alguien lo que sentimos, podemos quedarnos en el mundo de los caprichos personales y no tener una visión más amplia de la vida. D. Alfonso, siendo consciente de mi vocación y viéndome perseverar en la demanda, accedió a dejarme partir de la diócesis, fue un gesto de clara generosidad por parte de la diócesis de Barbastro-Monzón, pues faltan servidores del Evangelio en lo que al ministerio sacerdotal se refiere. Esa generosidad fue recompensada con dos nuevos seminaristas que ya son sacerdotes. El amó la misión, y vino dos veces a visitarla, la segunda vez, casi no pudo contarla, pues estuvo grave en el hospital a causa de un golpe de calor, por suerte pudo volver a España sano. Era buen consejero y siempre tuvo palabras de apoyo hacia mi labor. Este verano estuve con él, no podía ser de otra manera, y cuando le conté lo del cambio de misión me dijo que se alegraba mucho y que siguiera confiando en mi vocación y sobre todo en el Señor. D. Alfonso, gracias por haber sido un buen pastor, un buen hermano y un buen amigo.

sábado, 31 de octubre de 2020

Mi primer amor

 

Hace casi diez años que llegue a estas tierras de Benin, más en concreto a la parroquia de Fô-Bouré. A lo largo de este tiempo he vivido diferentes experiencias y he conocido mucha gente. Todo ha sido enriquecedor y sobre todo el poder aprender de esta gente sencilla, alegre, acogedora. Puedo decir que ha sido mi primer gran amor africano. Y como todo primer amor lo recordaré con cariño y siempre habrá una cierta nostalgia en mi corazón. Pero la vida de un sacerdote debe ser entregarse y amar a tope allá donde esté, y estar dispuesto a cambiar cada cierto número de años, sobre todo para no acomodarse, ni acostumbrarse a ciertas rutinas. Eso ayuda también a que las comunidades se enriquezcan conociendo distintos tipos de servidores de sus comunidades. Mi vocación misionera sigue intacta, y por eso cogí con cariño lo que un día el obispo de N´Dali lanzó como un deseo para el que le faltaban sacerdotes disponibles. Este deseo era poder abrir una nueva parroquia en Bwari, lo que implica hacer una nueva división de la antigua parroquia de Bembereke. Después de dialogar con él y con mi obispo de Barbastro-Monzón, me anime a aceptar ese reto y ahora me encuentro en mi penúltimo día de estancia en Fô-Bouré. Crear una nueva parroquia no es cosa fácil, pero con paciencia y la ayuda de tanta gente que me quiere y me sostiene, tanto económicamente como espiritualmente, tengo la absoluta certeza que todo irá bien. Por ahora me quedaré a vivir en la parroquia de Bembereke con un compañero africano, ofertas de otros compañeros no me han faltado, pero creo que esto es lo más lógico. Poco a poco iremos buscando agua, construiremos la misión e incluso si las fuerzas nos acompañan hasta pondremos luz. La gente de la nueva parroquia está muy ilusionada, se pasaban más de cinco meses sin ver al sacerdote en la época de lluvias. Así que espero no decepcionarles.

miércoles, 30 de septiembre de 2020

Vuelta a la misión

Un poco más de dos meses después de haber dejado la misión,   habiendo pasado por alguna reparación técnica por parte de los médicos y haberme arreglado algún órgano que no iba del todo bien, y por supuesto, haber disfrutado de la familia y amigos, vuelta al trabajo. Pero no como otros años que nada más llegar a Cotonou, ya estabas haciendo los preparativos para subir corriendo al norte e incorporarte a las tareas de la parroquia. Sino que este año, al llegar al aeropuerto, con todo muy bien organizado, te hacen dos pruebas para comprobar que no tienes el famoso bicho y no contaminarás el país. El resultado del PCR te lo dan tres días más tarde en teoría, si has podido pagar. El jueves cambiaron el sistema de pago y ahora hay que hacerlo electrónicamente, no vale con dinero contante y sonante. Por si fuera poco, hay que conseguir la cita en un teléfono que no siempre cogen. Con todos estos requisitos, después de haber aterrizado el martes, conseguí que me dieran el resultado de la prueba y devolvieran el pasaporte el sábado, eso sí, esperando dos horas y eso que íbamos con hora dada. Por suerte todo fue bien y al final hemos llegado a la misión. Otra sorpresa, y muy grata, es que están reparando la carretera principal del país para subir al norte, ya han abierto un buen tramo, pero sigue habiendo kilómetros de caminos de tierra, de desvío. Y sí, tuvimos mala suerte, aunque algo común, es época de lluvias y unos camiones se quedaron hundidos en medio del camino. Después de una hora de esperar en medio de la nada, nos propusieron a algunos coches tomar un camino alternativo. Así lo hicimos y pudimos por fin llegar al destino. Agradeciendo al padre Edgar que cubra la ausencia por vacaciones como cada año, he llegado a la tan querida misión de Fo-Bouré. Aquí sin coronavirus ninguno, en general hay muy poco en el país, pero con las pandemias de siempre, como la malaria y otras. Vuelta a la vida diaria y a la pasión por lo que hacemos.

martes, 28 de julio de 2020

Contrastes

En el mundo hay muchas cosas diferentes, maneras diferentes de vivir, de pensar, de crear. También hay diferentes escalas de valores según sea la cultura en la que te has educado, diferentes prioridades. Lo normal y deseable es que seamos capaces de convivir pacíficamente con toda esa diversidad que nos rodea. En África y más concretamente en Benín se pueden ver las diferencias que hay entre la población y los contrastes que se perciben de manera muy aguda al abrir un poco los ojos y sobre todo el corazón. Lo bueno y deseable conviven con lo malo y despreciable de manera muy íntima y muy visible. No sólo hablo de las posibilidades económicas y de su falta hasta en lo más básico, sino también en la manera de actuar y ser o no ser solidarios, saber compartir, estar atentos a las necesidades de los vecinos. Como en tantos sitios los que más tienen tienden a vivir aislados de la realidad que les rodea, no vaya a ser que les contaminen. Es una pequeña escala de lo que hacemos en el mundo en general. A la vez se pueden vivir los contrastes de una gente que vive muy cercana a la muerte, pues por desgracia es una realidad que se palpa a diario, y de la vida que explota por todas partes, en la naturaleza que nos rodea y en las familias que siguen dando gracias a Dios por cada nuevo nacimiento. Estar atentos y con actitud despierta a todas esas distintas realidades nos puede enriquecer mucho, sobre todo si somos abiertos de mente y corazón.


martes, 30 de junio de 2020

Gente agradecida

Hace casi un año os conté el caso de Cecile, una chica que tenía una enfermedad extraña por la que se le llenaba el vientre de líquido y que la estaba consumiendo. Al final fue al hospital y tras alguna que otra operación y meses ingresada, volvió a casa sana y feliz. El coste económico para la misión fue alto, pero lo hicimos con gusto. El otro día me sorprendió viniendo con su novio, no sabíamos que tenía novio, él quiso venir a presentarse y a dar las gracias por todo lo que habíamos hecho por su prometida, el chico es musulmán, y también nos hemos enterado que estuvo siempre ayudando económicamente a Cecile, pero no sabíamos de su existencia ni de su ayuda. Como es habitual por aquí, no se limitaron a saludar y dar las gracias sino que trajeron presentes como regalo, un buen gallo y huevos de pintada. A mucha gente le puede parecer que no es gran cosa, pero aquí, haber hecho ese regalo supone un esfuerzo enorme para dos jóvenes. Venían acompañados de dos amigos, pues claro está, no podían venir juntos y solos. Cada uno fue traído por un amigo en diferentes motos. No desaproveché la ocasión para recordar al novio que Cecile era católica y que quería continuar siéndolo. El no tuvo ningún problema en decir que por supuesto respetaba la religión de ella, espero que sea así. Muchas veces no son los jóvenes los que imponen cambio de religión a sus parejas, sino las familias de los jóvenes los que presionan para ello. Cecile está sana y feliz, disfrutando de una segunda oportunidad y parece que no la va a dejar escapar. De hecho ya me preguntaron sobre la posibilidad de casarse, por ahora tendría que ser matrimonio con disparidad de cultos.


domingo, 31 de mayo de 2020

Buenas noticias


Terminamos el mes de mayo de una manera atípica, como así hemos pasado todo el mes, al igual que el de abril y parte del de marzo. Vida mucho más sosegada, aunque no han faltado las complicaciones y cuestiones a resolver, ha sido vida principalmente sedentaria, pues no hemos hecho visitas a los pueblos para las celebraciones, catequesis  y otras reuniones. El ambiente en el país, por lo menos aquí en el norte, es muy distendido, el bicho no ha afectado por estos lares y no hay sensación real de peligro, lo cual es ciertamente peligroso, pues la población no toma muy en serio las medidas de prevención. Durante este mes hemos vivido unas elecciones municipales y todo ha transcurrido con normalidad, los institutos han comenzado de nuevo, y  nos han anunciado que podremos volver a celebrar en la iglesia a partir del día dos del mes entrante. Para ello tuvimos una reunión los sacerdotes de la diócesis el viernes pasado, donde tomando como referencia las consignas del gobierno, decimos qué cosas pondríamos en marcha, cuales no y que dificultades podríamos encontrar a la hora de hacer seguir las normas. Muchas reuniones, celebraciones sacramentales, etc, deben esperar al mes de octubre, pero por lo menos vamos a intentar retomar las celebraciones eucarísticas con los fieles dentro de las iglesias. No será fácil hacer seguir las normas, pero esperamos conseguirlo con paciencia y educando. La gente ya estaba con muchas ganas de poder volver a empezar a rezar juntos en el templo, es algo que han echado mucho de menos, y el martes, cuando anuncie a todos los catequistas que volvemos a comenzar, seguro que habrá una explosión de alegría por la buena nueva.

jueves, 30 de abril de 2020

Después de la tempestad



Ya sabemos como acaba el dicho, pero en ocasiones es difícil que llegue la calma, aunque a decir verdad, esta gente la pierde mucho menos de lo que nosotros la perderíamos. Hace dos domingos, por la tarde, vino una tormenta. Cuando empezó todos estábamos alegres, es un tiempo de muchísimo calor y que caiga un poco de agua siempre refresca el ambiente. Pero en esta ocasión vino con un viento fortísimo que no nos hizo ningún bien. En la misión vi como se tronchaban ramas bien gordas de tres árboles, las chapas de los tejados sonaban como si fueran a volar todas, pero no llegó a más. Al día siguiente cuando salí y comencé a mirar si había desperfectos, me dijo la gente que la mitad del pueblo había sido duramente castigada por el temporal de la tarde anterior. Postes de luz rotos, incluso los grandes cables que gestiona el estado, muchísimas casas sin techo, la gente pasando la tormenta a la intemperie, intentando salvar algunas pertenencias. Incluso alguna casa con muros caídos. En una casa se habían achicharrado nueve cabritos, pues la chapa del tejado al salir volando cortó el cable de la luz, y este al caer al suelo sobre un charco, mató a los animales. Fui a visitar a la gente y aunque estaban tristes y preocupados, no habían perdido la calma. ¡Qué capacidad de aceptación de las desgracias! Con cierta preocupación y tristeza, pero ya se habían puesto en marcha para sacar la ropa y demás cosas y ponerlas a secar al sol, en varias casas ya estaban arreglando las chapas de los tejados. Sobre todo y lo que más impresiona es que no oyes a nadie quejándose de la desgracia. De hecho, el domingo por la mañana habían celebrado la terminación de una nueva casa, por la tarde toda la casa estaba hundida excepto una columna decorativa que habían hecho a la entrada. Ahora que está la tormenta del virus, deberíamos plantearnos con qué espíritu querremos afrontar lo que venga.

martes, 31 de marzo de 2020

La vida se abre camino


Mucha gente pregunta si el famoso bicho ha llegado aquí y también sobre qué medidas se están tomando para frenarlo. Lo cierto es que la información-desinformación que tenemos a cerca de cómo esta pandemia está afectando en Benin es escasa. Es difícil creer los datos oficiales que nos dan, sólo seis contagiados en todo el país, todos venían de fuera, todos evolucionan favorablemente, nadie ha muerto o va a morir. Pero a la vez han cerrado diez alcaldías del sur, se pide a la gente que no haga muchos viajes, están enviando mensajes para protegerse y recomendando quedarse en casa. En todos los países que nos rodean, las cifras son superiores y todos tienen muertos por el virus. Por el momento la gente no es consciente de la que se nos puede venir encima, es cierto que están acostumbrados a lidiar con infinidad de enfermedades, y mucho más familiarizados a lidiar con la muerte que cualquier ciudadano europeo. Tienen soluciones para todo, de hecho ya les dije que el sodabi (aguardiente local) y la pimienta no protegían de esta enfermedad, se echaron a reír, no podía ser de otra manera. No respetan lo de no juntarse y siguen haciendo vida normal. Si guardas las distancias y les dices que tengan cuidado, piensan que tienes miedo, nunca que seas prudente. En esta ocasión la Iglesia se adelantó al gobierno y nos pidieron que cerráramos las iglesias hace diez días, el gobierno no había cerrado nada. Ayer fue el primer día en el que se cerraron los centros educativos, y eso que era un clamor popular el que se cerrasen desde la semana pasada. Como casi siempre, el argumento para no cerrar las cosas era el económico. Aquí es imposible confinar a la gente en sus casas, simplemente porque no tienen casas donde poder confinarse, ni medios. Nada tiene que ver el modo de vivir de esta gente con el de Europa, no hay supermercados donde comprar alimentos, no hay agua en las casas, hay que ir a buscarla al pozo o la fuente común si tienen suerte. Por lo que en lo que insistimos es en que guarden la distancia y que se laven mucho las manos con jabón, si conseguimos eso, ya habremos conseguido mucho. Pero la vida se hace, por obligación, en la calle, en los pequeños mercados de cada pueblo. La última celebración que hice con fieles fue en Tume, en la capilla de la visitación, donde un dibujo recuerda el encuentro entre Isabel y María, están abrazándose. Todos volvemos a soñar en el día en que podamos abrazarnos. Aprovecho para recordar que cada día hay que abrazar la Vida, dar gracias por el nuevo amanecer, y saber que la Vida sigue abriéndose camino en medio de los tiempos más dolorosos y duros.

viernes, 28 de febrero de 2020

El Troco

Jesús junto a Paul disfrutando de ofrecernos una paella, 2012
Jesús Fernández de Troconiz, el Troco, nos dejó con el corazón encogido el pasado día 8 de febrero. No se encontraba bien, y había decidido irse a España a restablecerse para poder seguir ayudando, desde la limitación de su capacidad pulmonar, a hacer la animación misionera. Pero esta vez fue la definitiva, y en realidad lo que él deseaba. Había dejado su vida en África y aquí quería encontrarse con el Señor. Cincuenta y un años de vida dedicada a esta tierra, a sus gentes. Hombre acogedor, que sabía escuchar y dar buenos consejos. A ningún misionero le faltaron sus cuidados cuando los necesitó. También sabía regañar y mandar, una semana antes de morirse me dijo, “yo he mandado toda mi vida y así será hasta el día de mi muerte”. Y así fue, recordaba junto a Roberto Carlos, el diácono que le acompañó en la clínica sus últimos días, que no hacía nada más que darle órdenes, nos reíamos por eso. Ángel, compañero y amigo ha estado junto a él estos últimos años, le ha tocado salir pitando de la misión para llevarle al médico cuando le daban crisis, y también ha sabido ser dócil y obediente a Jesús. Pero me decía el otro día “cuanto he aprendido de él”. Estuvimos hace unos días comiendo con ellos y nos dejó de nuevo tocados el ver como Jesús cuidaba y mimaba a su compañero y amigo Guillermo, el cual es vegetariano. Para todos los demás había buena carnaza, aunque se quedó un poco dura y Jesús se llevó un gran disgusto. Para Guillermo había preparado una gran ensalada, le hizo sentarse al lado suyo y se aseguró que comiera bien y de todo, decía que estaba demasiado delgado. Jesús era así, le gustaba desvivirse por todo el mundo y tenía metido hasta los tuétanos la importancia que se da a la acogida en estas tierras. Espéranos en el cielo y prepáranos una gran acogida como tú sabes hacerlo.

jueves, 30 de enero de 2020

Enamorado


 
Jacques a la entrada de su primera choza en Fô-Bouré 1971
La semana pasada estuvimos de ejercicios espirituales los sacerdotes que trabajamos en la diócesis de N´Dali. El que dirigió los ejercicios fue el padre Jacques Julia, fundador de la parroquia de Fô-Bouré el 15 de agosto de 1971. Tuve la oportunidad de charlar un buen rato con él, y como es lógico me preguntó por la parroquia y sus gentes. Nos contó un poco su historia y nos confesó que los años de misionero que con más cariño recordaba, fueron los dieciséis años que estuvo en Fô-Bouré. Sigue sorprendiéndome y dándome cierta envidia aquella primera evangelización. Sigue maravillándome las condiciones en las que vivían los misioneros. Carecían de casi todo, pero eso no les hacía parar en su labor cotidiana. Muchos dejaron su vida en estas tierras, la mayoría por enfermedades que aquí no se podían curar. Auténticos héroes, o mejor dicho, locos por el Evangelio, auténticos enamorados de aquello que intentaban vivir lo más fielmente posible. Con 84 años me sorprendió la gran memoria que tiene Jacques, su salud ya no le acompaña, sobre todo una enfermedad que tiene en los ojos que le está dejando ciego. Tiene que ir a Francia a hacerse una revisión y tiene miedo de que no le dejen volver. En la actualidad no realiza una labor descomunal como antes, pero tiene sus pequeños proyectos y su pequeña comunidad a la que atiende. Lo que no ha disminuido ni un ápice es su amor por esta tierra y estas gentes, por lo que quiere seguir sembrando la Palabra de Dios.