martes, 14 de diciembre de 2010

Fiesta de la luz en medio de la oscuridad

 Con motivo del 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de María, en Lyon se hace una gran fiesta, la fête des lumières, la fiesta de las luces. Su origen es en agradecimiento a la Virgen por protegerles de la peste. En la actualidad queda un poco relegado el origen de la fiesta por la movida social, cultural y económica que hay alrededor.Sí económica. Una fiesta que es de agradecimiento a la Virgen, en la que los creyentes  rezan y van con sus candelas encendidas hasta la colina de Fourvière, en las ventanas de las casas se prenden velas toda la noche. Pero eso ha pasado al olvido de muchos lioneses que ni saben del origen, y mucho menos lo conocen la mayoría de los visitantes. Sin embargo en lo alto de la colina, en medio del precioso espectáculo que se monta por toda la ciudad, destaca una luz sobre las demás, Merci Marie, gracias María. Esa luz que resplandece en este tiempo de espera que es el Adviento, este tiempo en el que los días se acortan y aumenta la oscuridad. Pero ahí esta Ella, nuestra madre, con la Esperanza en su vientre, la única Esperanza para poder vencer la oscuridad en nuestras vidas. También es tiempo de finalizar para mi la experiencia del estudio académico del francés, ya vuelvo para España a pasar estos días de Navidad junto a la familia. Agradezco a María bajo la advocación de Fourvière el cuidado que me ha dispensado en estos dos meses y medio de estancia en Francia.

sábado, 27 de noviembre de 2010

La mesa compartida, mesa del Reino

 En la casa madre de la Sociedad de Misiones Africanas, donde yo resido en Lyon, en la capilla encontramos este altar con motivos africanos. El altar donde celebramos a diario la eucaristía. Ésta no puede ser tal si no es una mesa compartida, sólo así puede ser la mesa del Reino, de ese Cristo Rey que celebrábamos el pasado domingo. Para mi está siendo una experiencia enriquecedora compartir la mesa de la eucaristía con estos misioneros que han dejado muchos años de su vida en tierras africanas. Con estos misioneros con los que comparto también la mesa de la comida diaria. Gente desconocida para el mundo, no llaman la atención, han aprendido muchas lenguas, es fácil que sepan de cuatro a cinco lenguas distintas cada uno. Lenguas que cuesta un gran esfuerzo aprender y que no sirven nada más que para hablar con los pueblos de un entorno reducido, de hecho no sirven para hablar por todo un país, pues en África, cada país tiene infinidad de lenguas distintas. Son gente con un recorrido que en la vida empresarial sería altamente reconocido por sus capacidades, han desarrollado proyectos sociales de gran envergadura, han mantenido su lugar de trabajo y apoyado a su gente en circunstancias tan difíciles como la guerra, nunca han abandonado su puesto. Han anunciado el Evangelio con medios más que precarios. Tengo claro que estoy conviviendo con gente, que con sus muchos defectos, han creído profundamente que lo que hacían, que por lo que vivían, era algo que merecía la pena, que les llenaba del todo a pesar de los contratiempos y dificultades. Quizá en nuestra vieja Europa nos falta volver a creer que esto es posible, nos falta la capacidad de estar dispuestos siempre a aprender algo nuevo. Cada cosa que hagamos en favor de un Reino en el que todos quepan y puedan compartir el mismo alimento, la misma mesa, cada gesto de nuestra vida que anuncie el Evangelio de Cristo, nos volverá a hacer sentir que somos misioneros en medio de este mundo.

sábado, 13 de noviembre de 2010

¿Es imposible la convivencia?

El otoño está en todo su esplendor en el parque de la Tête d´Or, allí se encuentra esta escultura. Un grupo de personas intentando mover el mundo. Sí, mover nuestro mundo, transformarlo, ¿es posible en nuestros tiempos? ¿Estamos viviendo un otoño en la convivencia de los seres humanos? Cuando veo las noticias y observo que en Irak se persigue y se aniquila a los cristianos por la mera razón de sus creencias, tengo la tentación de pensar que este mundo no tiene solución. Que las hojas del Amor van cayendo de cada uno de nosotros y que es imposible arreglarlo.


Pero, gracias a Dios, cada día nos regala pequeños signos que nos hacen ver y contemplar donde puede estar nuestro gran problema. En clase en la Alliance Française estamos quince personas de distintas nacionalidades, todos tenemos la misma necesidad, aprender francés, todos tenemos algo en común, ese algo en común es que ninguno podemos dar lecciones a otro, que ninguno podemos creernos superiores al compañero de al lado. De hecho el sentirnos con la necesidad de aprender, nos hace estar unidos y ayudarnos solidariamente. Cuando en el mundo la soberbia de las naciones y el egoísmo o el fanatismo hace que la humanidad se encuentre enfrentada, en clase se puede observar como se ayudan y se estiman, un estadounidense y un iraní, una rusa con una ucraniana, una china y una coreana del sur y una larga lista de ejemplos. Sus dirigentes parecen no ponerse de acuerdo, será que les hace falta descubrir que no lo pueden todo. Para poder volver a florecer esta primavera, es necesario abandonar la soberbia que se nos cuela de la manera más insospechada y ser humildes. Esto se consigue con facilidad si vamos a clase de idiomas y nos apuntamos a aprender el lenguaje del Evangelio. Estoy convencido que es la herramienta más válida para poder mover y transformar el mundo.

jueves, 28 de octubre de 2010

¿Qué noticias son las que nos interesan?


 A la entrada de nuestra capilla, en la casa de los misioneros de África se encuentra este tambor donde se coloca el leccionario cada eucaristía. Nouvelle significa noticia y en el tambor podemos leer aujourd´hui bonne nouvelle, la buena noticia de hoy, cada día nos regala el Señor su Buena Nueva, a Él mismo. Hay que aprovecharlo, aunque cueste entenderlo, bien sea porque lo lean en un idioma que te cuesta entender como me pasa a mi, o bien sea porque la Palabra de Dios es exigente y nos pide una transformación real de nuestra vida, esto si que realmente es costoso.
 El pasado domingo, un año más, escuchamos la llamada de Dios, a través de la Iglesia Universal a ir por todo el mundo anunciando a Jesucristo, día en el que recordé con especial afecto a nuestro hermano José. No por celebrar cada año el Domund nos debe resultar un acontecimiento sin novedad, de hecho, debemos hacer de nuestra vida una novedad continua. En eso estoy en este momento, cuando en España la noticia es que un tal Ronaldo metió cuatro goles, o que los jugadores del Barcelona no iban a asistir a los premios Príncipe de Asturias, En África, las inundaciones de esta época han causado cientos de muertos, miles de desplazados y miles de personas están enfermas a causa de la malaria. Dos terceras partes de Benín están inundadas. Seguramente, sino fuera por mi nueva situación, yo tampoco me habría enterado de esto. Es bueno estar atentos a lo que sucede a nuestros hermanos más necesitados.

domingo, 17 de octubre de 2010

Aquí me tenéis, en Lyon, intentando aprender francés. La cosa no es fácil, pero la verdad es que superada la primera semana los ánimos van cada día mejor. Algo importante y bueno en esto de sentir la misión es no ir con la idea de que uno va a ser el salvador de aquellos pueblos. Para esto la experiencia de lo que me está ocurriendo, el verme incapaz de comunicarme, el ver que uno vuelve a ser como un niño y que todo hay que aprenderlo de nuevo, es ideal. Hace que uno sienta que por mucho que se haya preparado, que por mucho que uno se entregue, al final y en definitiva, lo que uno tiene que hacer es confiar en el Señor, renunciar a uno mismo y estar siempre dispuesto a comenzar de nuevo. La tarea no es fácil, siempre hiere nuestro orgullo, pero la verdad es que es muy sanadora. Hoy he ido a la celebración de la eucaristía a la basilica de Ntra Sra de Fourviere, que gran alegría cuando en la entrada me he encontrado una imagen de la Virgen del Pilar. Ha presidido el cardenal y ha entrado la imagen en procesión, ha sido muy emocionante, teniendo en cuenta que el día 12 de octubre aquí no se celebra. Me he sentido muy unido a toda la diócesis y he sentido toda la fuerza de nuestra Madre. Un abrazo. Rafael.