domingo, 17 de octubre de 2010

Aquí me tenéis, en Lyon, intentando aprender francés. La cosa no es fácil, pero la verdad es que superada la primera semana los ánimos van cada día mejor. Algo importante y bueno en esto de sentir la misión es no ir con la idea de que uno va a ser el salvador de aquellos pueblos. Para esto la experiencia de lo que me está ocurriendo, el verme incapaz de comunicarme, el ver que uno vuelve a ser como un niño y que todo hay que aprenderlo de nuevo, es ideal. Hace que uno sienta que por mucho que se haya preparado, que por mucho que uno se entregue, al final y en definitiva, lo que uno tiene que hacer es confiar en el Señor, renunciar a uno mismo y estar siempre dispuesto a comenzar de nuevo. La tarea no es fácil, siempre hiere nuestro orgullo, pero la verdad es que es muy sanadora. Hoy he ido a la celebración de la eucaristía a la basilica de Ntra Sra de Fourviere, que gran alegría cuando en la entrada me he encontrado una imagen de la Virgen del Pilar. Ha presidido el cardenal y ha entrado la imagen en procesión, ha sido muy emocionante, teniendo en cuenta que el día 12 de octubre aquí no se celebra. Me he sentido muy unido a toda la diócesis y he sentido toda la fuerza de nuestra Madre. Un abrazo. Rafael.