viernes, 27 de mayo de 2011

La muerte nos enseñó a compartir

 Hace un par de semanas acompañamos a nuestro obispo al entierro de su madre. Que maneras más distintas de celebrar la muerte hay en nuestro mundo. De hecho es muy distinto como celebran la muerte en el sur, que como la celebramos en el norte. Aquí en Benín se diferencia sobre todo en el tiempo que pasa desde el día de tu muerte hasta el entierro. Mientras que donde nosotros vivimos el entierro se hace inmediatamente o sólo unas horas después, en el sur puede pasar de un mes a mes y medio hasta que se entierra al difunto. Lo conservan con hielos y ventiladores o si son adinerados en alguna morgue. El entierro de la madre del obispo fue una gran fiesta, digna de una gran boda de las de nuestro país. Comida, grupo de música, los caballos de la fiesta de Nikki. Nada de esto me llamó especialmente la atención pues también en el norte están ocho días recibiendo a la gente y dándoles de comer. Lo que sí lo hizo fue el momento en el que en el funeral todos los agentes de pastoral de la diócesis de N´Dali nos pusimos rodeando el féretro y rezamos por la difunta. Con un simple tambor pequeñito, Noel de Wenu hizo las alabanzas en perfecto baatonum. Estar todos unidos entorno al pastor, en un momento importante de su vida, es algo que nos hizo más bien que muchas de las reuniones y convivencias que celebramos a lo largo del año. Al fin y al cabo no hay mejor proyecto que compartir nuestras propias vidas para poder compartir lo que somos, tenemos y creemos con los demás.

lunes, 23 de mayo de 2011

Humillarse ¿tiene sentido?

Hace unas semanas estuve en Kalale en la ordenación de diácono de un chico nigeriano que pertenece a la sociedad de misiones africanas. Bajo un marco incomparable que no tiene nada que envidiar a nuestras catedrales románicas, goticas o de cualquier otro maravilloso estilo. Digo que no tiene nada que envidiar si nos centramos en el asunto que celebrabamos. Una de las cosas que se le pide al candidato cuando se va a rezar por él, es que se ponga boca abajo, en actitud de humillación. Rostro en tierra, como el más humilde de todos los seres humanos. A alguno le puede parecer algo trasnochado o fuera de contexto, pero os aseguro que es algo, en mi opinión, esencial. ¿Cómo se puede ejercer el servicio humilde a los demás si uno no es capaz de humillarse? En esta época en la que todos defendemos lo importante que es que nadie esté por encima tuyo, que te defiendas siempre y no te dejes pisotear, hay gente dispuesta a dejarse pisotear por los más pobres y humildes del mundo, ponerse de rodillas delante de ellos y lavarles sus heridas. Debemos tener mucho cuidado, pues hemos acabado confundiendo nuestros derechos básicos como seres humanos con nuestro orgullo más peligroso. Quizá es momento de pensar si las cosas en nuestro mundo no van bien del todo porque el orgullo se ha instalado en muchos de nosotros.

lunes, 16 de mayo de 2011

Sin internet pero comunicados con lo que nos rodea

Playa de Cotonou
Hemos estado seis días sin internet. Sí, cinco países de la zona sin internet porque un pesquero chino con sus redes de arrastre, que están en teoría prohibidas pues se cargan el fondo marino, ha cortado la fibra óptica que nos une con el resto del mundo. ¿Cómo puede ocurrir esto en el siglo XXI? Pues tan sencillo como que pagan a los encargados de vigilar que no pesquen a menos de una cierta distancia de la costa. Pero esta pregunta no me parece en realidad la importante. ¿Tan grave es estar sin internet? Os confieso que los dos primeros días me entró el síndrome de nuestra tierra, y me conectaba con la ilusión de que esto funcionase. Luego fui cayendo en la cuenta de que no pasaba nada, que mi vida continuaba igual de bien sin internet o quizá mejor, y que esto no era el fin del mundo. Nos hemos acostumbrado a demasiadas cosas superficiales. En esta era de la comunicación cada día nos comunicamos menos y mucha culpa de ello la tienen las nuevas tecnologías que nos aíslan de los demás. No quiero decir con esto que me parezca un mal invento internet, pero sí que debemos tener cuidado, el estar enganchados y olvidarnos de comunicarnos con los que nos rodean es algo grave. Nos habían anunciado la desconexión para un mes o dos, así que estamos de enhorabuena.