sábado, 31 de julio de 2021

Abel

 

Abel es un chico peulh de Dukagungu, tiene 19 años, y desde el 2015 es huérfano de padre. Su familia quedó bastante mal después del deceso, no es que antes fueran ricos, siempre han sido bastante pobres, pero la muerte del cabeza de familia trajo conflicto entre sus dos esposas y consecuentemente entre los hermanos. Esto afectó mucho a Abel, hasta el punto de estar bastante enfermo y perder un poco la cabeza. Gracias a Dios y a los cuidados de la misión, se fue recuperando. Le hemos seguido acompañando en sus estudios, de hecho, desde esa fecha estuvo interno en el internado de la parroquia de Bembereke. Este año ha terminado el bachiller con una nota bastante buena en el examen de acceso a la universidad, y una vez más descubrimos que las cosas no están preparadas para los pobres, y que la información escasea si no tienes recursos y vives en una ciudad con una buena conexión. Pero es un chico que se hace querer y que sus profesores cuidan, fue el primero de la clase y eso lo tienen en cuenta. Para acceder a las becas universitarias, hay que tener conexión internet, dinero para poder depositar el dossier, etc. ¿Cómo puede un pobre de solemnidad acceder a las nuevas tecnologías si no tiene ni teléfono? Por suerte hemos estado atentos y le hemos hecho todos los trámites para que pueda tener su beca, ahora le toca hacer unas pruebas para todos los que quieran acceder a las becas del estado, no tienen en cuenta el nivel económico, sólo el nivel académico. Para ello tiene que viajar a la ciudad, y también depositar el dossier físicamente en la universidad. Viajes y más viajes que cuestan dinero. Luego vendrán todos los gastos de vivir en la ciudad y todos los gastos de la universidad. Por lo que sigo agradeciendo a toda la gente que generosamente ayuda a la misión, con vuestras aportaciones podemos dar oportunidad de estudiar a más jóvenes como Abel e intentar que tengan un futuro un poco más esperanzador.