Esta mañana me he puesto a desempolvar cajas
en la misión. Allí he encontrado recuerdos maravillosos, como fotos antiguas,
diapositivas, textos de estudio de la lengua, las primeras traducciones de la
Palabra de Dios a baribá, etc. Los recuerdos son algo importante en la vida de
cada uno de nosotros, pues son cosas que nos han hecho ser lo que somos en la
actualidad, son nuestra historia. Ver los cambios en la misión a lo largo de
estos años es algo especial, pues el trabajo ha sido ímprobo. Sin embargo hay
cosas que deberían quedar para el recuerdo y no volver a repetirse,
enfermedades que suenan a antiguas y siguen siendo demasiado actuales. El otro
día se murió uno de nuestros catequistas de cólera, y no fue de un enfado
grande, sino esa enfermedad que te mata cuando las aguas que bebes no son
salubres. Ciertamente nos impacto tal circunstancia y nos queda claro que el
trabajo de concienciación sigue siendo necesario e importante. La formación
nunca debe ser algo para el recuerdo en nuestras vidas, sino actualidad
permanente.