martes, 15 de julio de 2014

Es lo más importante

Hace un tiempo ocurrió algo que me pareció sorprendente. Un domingo llegué a celebrar a una de las comunidades y no había nadie. Al verme llegar los vecinos de alrededor acudieron, pero me hicieron saber que los catequistas habían dicho mal la hora. Yo no podía esperar pues tenía que ir a otro pueblo después, donde teníamos una celebración importante. El presidente de los catequistas, que pertenece a esa comunidad llego tarde, con cara de preocupado al ver que la misa estaba ya empezada y que había poca gente, le vi marchar. Yo no sabía que le había pasado, si estaba enfadado o qué. El caso es que al terminar, cuando llego a la pequeña sacristía, me lo encuentro de rodillas delante de la cruz y llorando como un desconsolado. Le digo que no se preocupe, que fallos tenemos todos y que no era únicamente responsabilidad suya. Pero él contesta, mompe (así nos llaman a los sacerdotes aquí) he dejado a mi comunidad sin la misa, y es lo más importante que hacemos en toda la semana. Ciertamente me tocó una vez más el corazón ver con que profundidad vive su fe esta buena gente.