En mi último escrito mencioné los disturbios
que por desgracia vivimos en uno de nuestros pueblos. Ahora que nos encontramos
con una calma razonable, nuestra alegría va en aumento. Después de indagar y
preguntar, supimos, como ya suponíamos, que ninguna persona de nuestra
comunidad había participado en los hechos violentos. De hecho ninguno de ellos
entró en el juego de habladurías y denuncias sobre brujería. No es más que una
consecuencia de lo que la Palabra de Dios va haciendo en sus vidas. Pues no es que
no tengan miedo a los fetiches, brujerías, etc. Hay que comprender que lo han
mamado desde pequeños. Pero su miedo se diluye al encontrarse con Jesucristo,
saben que Él venció siempre a los malos espíritus y son conscientes, de que si
permanecen junto a Dios, ningún mal espíritu les podrá hacer daño. Entre esos
espíritus realmente dañinos están la violencia, la venganza, el odio. Nuestra
alegría es grande al ver que han sido capaces de desterrarlos de su vida y
vivir con el Espíritu de la Paz y el Espíritu del Perdón, que sólo Dios nos
puede dar. De nuevo agradezco a Dios y a la Iglesia, el poder vivir estos acontecimientos
tan de cerca.