lunes, 19 de mayo de 2014

Aunque no apetezca

En esta vida toca hacer muchas cosas que no apetecen. La cuestión es saber con qué talante las hacemos y el trasfondo de por qué las hacemos. El sábado pasado asistí a la ordenación del primer obispo bariba, esto no debería resultar extraño, sino fuera porque esta semana me tocó viajar al sur y la ordenación era a más de ciento cincuenta kilómetros de casa. Por lo que en un principio había decido no asistir. Pero lo que nosotros decidimos no es siempre lo que al final acabamos realizando. El presidente de los catequistas de la parroquia me dijo que tenían mucho intereses en asistir cuatro de los catequistas y que si por favor les podía llevar. ¿Cómo decirle que no? Pues es lo que le dije, que lo sentía mucho pero que no iría a la celebración. A la vuelta de Cotonou y habiéndolo rezado un poco, no me quedaba más solución que llevar a esta gente entregada y buena a la ordenación episcopal. Aproveché para llevar a seis aspirantes de la parroquia, que de paso descubrieron un poco más su propio país. El caso es que cuando se quiere, cuando se ama, es fácil hacer un esfuerzo, por muy cansado que esté uno. Y mi vocación es la de servir a estas comunidades por Amor.