Hace
un par de fines de semana me fui al pueblo de Bori junto con los responsables
del movimiento de los niños de la diócesis. Fin de semana intenso, con trabajo
y charlas que dar y escuchar. Es una alegría compartir con los otros los
proyectos comunes y las ilusiones para este curso. Sin lugar a dudas tomar un
buen sokuru (ñame pilado) con salsa es algo muy agradable, aunque lo tengas que
hacer con las manos. Eso sí, siempre que la salsa no esté muy picante. Algo más
durillo se hace el desayuno con esa papilla agría que llaman bulli, pero todo
puede pasar. Donde realmente uno descubre que empieza a hacerse mayor es cuando
toca intentar dormir toda la noche sobre
una esterilla de plástico, con algún escorpión paseando por el lugar (al que
vimos lo matamos) y con una temperatura nada fresca. ¿Dónde quedaron los años
de campamentos? Me encanta hacer intercambio de culturas, compartir con ellos
su vida, pero reconozco que tengo mis limitaciones y que ya no estoy para
ciertos jolgorios. Aunque para acabar nos deleitaron con una bebida extraída de
los palmerales. Una bebida con alcohol y algo dulce llamada bam. Por suerte
algo que siempre se puede compartir es el Amor verdadero, por eso a Jesucristo
se le entiende en cualquier cultura.