sábado, 31 de diciembre de 2011

Oh, negra Navidad

Andemi, conocerlo el 24 fue mi regalo de Navidad
Tiempo sin escribir, tiempo de dolor en la espalda y falta de fuerzas en las manos. Con esta sensación de indefensión y de necesidad de ayuda, hasta para cortar la comida, he afrontado esta primera Navidad en este inmenso y pobre pesebre que es África. Podía ver todo negro y no encontrar la alegría de estos días. Tampoco ayuda el calor y la falta del ambiente externo. Pero no había más que observar el misterio de Belén, el misterio de todo un Dios indefenso en la cuna, necesitado de sus padres. Tampoco se necesitan las luces y las compras que tanto nos distraen de la autenticidad de esta fiesta. El ambiente esta en el interior de nuestra gente. Su alegría, la expectación por celebrar la misa de la noche o del día de Navidad. Ahí encuentra uno la emoción que representa todo un Dios indefenso y pobre en medio de la pobreza y la indefensión ante tanta injusticia y corrupción. Es uno de ellos, por eso le quieren, porque no ha venido con grandes pretensiones ni con gran poder, ha venido para estar con ellos y dar la vida por ellos. Les es más fácil acogerlo en su corazón pues pueden ofrecerle sus humildes hogares y sus humildes banquetes. Aquí no podemos cantar lo de blanca Navidad, pues ni frío ni nieve son reflejos de la Navidad. Solo podemos hablar de calurosa Navidad exterior e interior. Toda la noche recorriendo las calles de los pueblos, cada comunidad anuncia el nacimiento de Dios, con villancicos en Bariba. Realmente sorprendidos por que la familia de María y José no fueran acogidos por nadie, algo que en su cultura no es concebible. Voy recuperándome un poco y espero que el 2012 nos traiga mucho Dios a todos.