Hombre de mediana edad, responsable de la comunidad de Bouanri, nos podríamos preguntar por qué hablar de él. Pues porque es un ejemplo de entrega y respuesta, ha entendido el Evangelio a la primera y no se hace el remolón a la hora de arrimar el hombro.
Como casi todos los hombres
de Bouanri y del entorno, es un agricultor, con una vida bastante austera,
aunque en Europa lo calificaríamos de pobre de solemnidad, aquí no es así. Tiene
su choza donde dormir y consigue comer todo el año, tanto él como su familia.
El agua hay que ir a buscarla al pozo y la luz comprando pilas para la
linterna, aunque ya hay linternas solares lo que les reduce bastante el gasto,
al ser nigerianas no son muy caras, ni de muy buena calidad tampoco.
Cuando Lazare oye que alguien necesita algo, rápidamente,
vende parte de su maíz y se lo da. Cuando sabe que alguien está enfermo y no puede
ir al campo, pues también se apunta el primero para ir a ayudar, todo en
detrimento de sus faenas y recursos. Quién me contaba esto, me dijo que se
volvió así desde que conoció a Jesús y que lo que le fata es pararse un poco y
reflexionar antes de hacer ciertas cosas, pues a veces se ha encontrado que
después de tanta generosidad se había quedado sin comida para él y su familia.
Pero siempre ha salido adelante y luchado por sacar a su familia.
En el año que llevo en la parroquia no le he visto quejarse
de nada que le haya podido ocurrir, siempre sonriente, da gusto verle pues
transmite alegría. El mejor regalo que podemos hacer a este mundo demasiado
triste y con tanto agobio. Para mi este hombre es un ejemplo.
Y para remate discreto, no le verás nunca ponerse por delante
de los demás, siendo el responsable de la comunidad, muchas veces tengo que
recordárselo, pues los hay que les gusta figurar y se ponen por delante de él.
Tan discreto que he descubierto que no tengo ni una foto suya, aunque si de la
comunidad, que es lo que le importa como buen responsable.