El pasado sábado 20 de mayo volvimos a reunir
a los niños de la parroquia, este año lo hicimos en Wari. Los de ese pueblo
estaban preocupados pues les dijimos que irían alrededor de cuatrocientos
chavales, y no nos equivocamos, estuvieron tres ciento noventa chavales.
Más los que había del pueblo que no pagaron la inscripción. Este año
participaron chavales de algunos pueblos que llevaban tiempo sin venir, y
también vinieron por primera vez chicos de Gamagui, un pequeño pueblo gando.
Hubo un grupo que vino a pie, pues no tenían medio de transporte, unos diez
kilómetros de caminata, los recogimos para la vuelta y los llevamos en nuestros
coches, estaban bastante cansados después de toda la actividad del día. Durante
el día reflexionamos sobre la importancia de ser valientes a la hora de
transmitir el evangelio, que aunque fueran niños y pobres, tenían lo mejor que
se puede ofrecer, a Jesús. Que en su medio no les sería fácil, pero que con
alegría y amor todo se puede hacer. La verdad es que ver sus caras llenas
de entusiasmo es una gozada. Poder unirse, es algo que les recarga las pilas. Los de Wari
se pegaron un palizón, pero no faltó de nada y los críos pudieron comer bien.
Hubo un camión que no vino a recoger a los chavales de tres pueblos y al final
tuvimos que buscar otro. Cuando quisieron llegar a casa eran las once de la
noche. Pero por suerte todo el mundo llegó bien y sin incidentes, aunque un
poco cansados. Reconozco que estos críos agotan, pero dan vida.