sábado, 13 de mayo de 2017

Juan Pablo

 Alrededor de seis años y medio he compartido mi vida y la misión con Juan Pablo. El ha estado en Fo-Boure más de veinte años. Este misionero ha entregado media vida y casi por completo su ministerio, hasta ahora, en este rincón del mundo. Hombre entregado, trabajador como el que más, con las ideas claras de cómo poder ayudar al desarrollo del entorno, preocupado por anunciar la Buena Nueva y que esta llegase a todo el mundo. Por eso ha hecho el esfuerzo de hablar correctamente las lenguas del lugar, ha procurado traducir un buen número de textos sagrados y litúrgicos, tanto al baribá como al peul. Ha amado intensamente a esta gente y así lo han sentido todos los que forman la parroquia, que no han dudado en agradecerle, con mucho cariño, toda la dedicación que él les ha mostrado. Desde aquí le agradezco la paciencia que ha tenido conmigo. Como hermano mayor en la misión, me ha enseñado y guiado en muchísimas cosas, y yo como hermano pequeño no siempre he respondido como debía. Ya se sabe que los hermanos pequeños son rebeldes en ocasiones. Pero al final las cosas no caen en saco roto y espero poder seguir la labor que tanto él, como los que le han antecedido, han hecho por el bien de esta parroquia. Seguro que en la nueva misión que le encomiende el obispo en tierras riojanas, sabrá seguir dando lo mejor de si mismo y todo esto con toda la sabiduría que ha aprehendido durante este tiempo en la misión. Que Dios le guarde y le ayude siempre.