Hay
cosas en la vida de difícil explicación. El otro día tuve que ir a casa de
Timoté, tenía miedo y la razón era clara, sus dos últimas mujeres han muerto en
el parto. Para nosotros la explicación es fácil, una vez más la falta de
medios, de personal suficientemente preparado, de saber reaccionar a tiempo.
Todo eso ha hecho que en un parto con alguna complicación, las dos mujeres con
las criaturas que llevaban en el interior hayan muerto. Timoté querría no tener
miedo, pero en su entorno le dicen que el problema es que tiene malos espíritus
en la casa, incluso no le dejan volver a habitarla. El nos dijo que quería volver
allí y nos pidió que fuéramos a rezar a su casa y que su familia lo viera,
también que si podía bendecirle su hogar. Fuimos con la comunidad y rezamos,
pero no para expulsar los malos espíritus, sino para que la familia viviera
siempre junto al Señor, tuviera confianza incluso en los momentos más
difíciles. A los espíritus que se aparecen de noche los combaten con un cuchillo
y teniendo siempre un candil encendido. Por suerte los que creen en Jesús
recurren a su fe y la oración para combatir el miedo. Por supuesto le regalé
una cruz para que tuviera presente a Jesús en el hogar y una imagen de la
Virgen, eso siempre ayuda a recordar en quien confiamos.