sábado, 18 de junio de 2016

Conciencia libre

Esta semana he viajado a una ciudad del norte a hacer diferentes gestiones y visitas. Entre las visitas he saludado a Tierri, un joven de nuestra parroquia que desde hace cuatro años es policía. Charlar con él resulta muy interesante, a la vez que edificante y estimulante. ¿Por qué? Pues porque tiene una visión, desde dentro, de toda la corrupción y de todas las injusticias que se cometen por parte de la “autoridad” en este país. Hasta el día de hoy, el se niega a entrar en esa dinámica, pero lo que es todavía más admirable, es que no se calla la boca y cuando tiene que decir que algo es injusto o está mal hecho, lo dice. Esto le está acarreando muchísimos problemas y castigos injustos dentro de la policía, como arrestos semanales. Sus dos jefes y sus cobardes compañeros (me dijo que había otros dos compañeros que hacían lo mismo que él) le califican de mal camarada. Hay que tener caradura para ello. Pero es que gente así es incómoda, pues con su actitud, cuestiona el comportamiento rastrero y abusivo de los que lo hacen mal. A la pregunta de si sufre, me dijo que sí, pero que ya se va acostumbrando a los castigos, que sus jefes están desesperados porque no pueden hacer nada más contra él, y que al final, el piensa, que ganará la verdad. Que no le importa sufrir, que prefiere todo eso a no poder dormir con la “conciencia libre”. La gente que no defiende la verdad, un día acabará estallando pues las injusticias serán cometidas contra ellos y no lo aguantarán. Por ahora es incapaz de hacer otra cosa, eso es lo que ha aprendido desde pequeño y eso es lo que le exige su fe en Jesús. Ser cristiano exige tener la conciencia libre de culpa.