lunes, 14 de diciembre de 2015

La vida tiene que continuar

Abel haciendo cuerda
Hace unos días ha fallecido Issa Mompere, un peul muy cercano a la misión, él, sus dos mujeres y sus doce hijos. Un hombre joven cuyo hígado ha fallado, a pesar de todos los esfuerzos que hemos hecho por poder sanarlo. Issa conoció a Jesucristo y quiso seguirlo y que lo siguiera toda su familia. Su entorno está completamente islamizado y es muy difícil mantenerse firme en la fe. Pero él nunca tuvo miedo, aunque sí problemas. Por su situación de poligamia no pudieron bautizarse ni él ni sus mujeres, pero hicieron su catequesis. Sin embargo sus hijos mayores están bautizados y confirmados. Siempre nos ha acogido en su casa con cariño, tanto cuando íbamos a rezar, como cuando íbamos con las visitas para que conocieran la vida de estos ganaderos de tradición trashumante. A mi me enseñaba alguna palabra fulfulde y alguna expresión, que incluso me escribía, pues el iba a clase de alfabetización de su lengua. Issa se empeñó en que todos sus hijos fueran a la escuela y que no dejasen de estar preparados para el futuro. La situación que le queda a esta familia en la actualidad es complicada, ahora las viudas tienen que seguir la tradición y estar cuatro meses en casa sin poder salir del entorno. Los hijos seguirán yendo al colegio y al instituto y tendremos que estar pendientes de que con esta nueva situación no se despisten con el esfuerzo del trabajo escolar. Y seguir ayudándoles económicamente con las cosas del cole. También habrá que vigilar que algún familiar no intente aprovecharse de la situación para quitarles las vacas que tienen y dejarlos en la más absoluta indigencia, pues ya ha comenzado algún problema. En medio de esta situación, Abel, el hijo mayor, continua con las labores cotidianas cuando no está en el instituto, pues sabe que la vida tiene que continuar y que él es referente para sus muchos hermanos pequeños.