miércoles, 30 de diciembre de 2015

La importancia de lo esencial

Estoy agradecido a tanta gente que me pregunta cómo vivimos aquí la Navidad, si es muy diferente. Al principio pensaba que sí, casi todos los signos externos y tradiciones que tenemos en España no se corresponden con lo que se vive aquí. No hay comilonas, no hay dulces típicos, no hay luces que iluminen las calles de colores, de hecho no hay luces en las calles y tampoco en las casas. La mayoría de la población no sabe lo que se celebra, eso es igual que en España, aquí porque son de otras religiones, en España porque no son de ninguna, o quizá de la religión del consumo y el placer instantáneo. Pero en el transcurso de los años descubro que en el fondo, en lo que es realmente esencial, la Navidad es igual en todas partes. Si crees, si celebras el nacimiento del Niño Dios, da igual el idioma en que lo hagas, las canciones que uses, la temperatura exterior o los medios que tengas para hacerlo. Al final lo esencial es lo importante, y todo lo envuelve la sencillez de aquel portal de Belén, donde lo más grande se encontraba en el más pequeño. Que el Niño Dios nos llene de su misericordia y que así construyamos un mundo más sencillo, donde las relaciones sean de verdadero amor, donde de verdad nos interesemos por los demás con generosidad. Volvamos a descubrir las cosas esenciales de la vida y seremos mucho más felices, nos sentiremos de verdad queridos. Aquí lo tenemos más fácil, pues no estamos rodeados de tantas cosas que nos distraigan.