lunes, 9 de febrero de 2015

Encadenados


Gregoire nos enseña como encuentra a la gente

El otro día tuvimos la visita de Gregoire, un reparador de neumáticos que hace años cambió su vida por ayudar a todos los enfermos mentales que se iba encontrando. Dice que antes ni los miraba, pero que ante un problema grave que tuvo, con intento de suicidio, se dio cuenta de que hay mucha gente necesitada de ser querida, y que ese es el primer paso para poder sanar cualquier enfermedad mental. A lo largo de estos años se ha encontrado por todo el África Occidental con muchísimos enfermos mentales a los cuales se les trata como endemoniados. Caminan desnudos por las ciudades o pueblos, están encadenados a un tronco durante años o en medio del campo encadenados a un árbol por el cuello, nadie se acerca a ellos por miedo a ser atacados. En definitiva encadenados como fieras salvajes a causa de su enfermedad. Explicó claramente que su método no es otro que cuidar de esa gente y prometerles que no les abandonará. Les acoge en las casas de su asociación, los asea, les alimenta y es posteriormente cuando pasan al tratamiento médico. Pero nunca abandona la acogida calurosa y cariñosa hacia todos ellos. El problema no es sólo de gente que tiene enfermedades mentales graves, sino que te puede ocurrir por una simple epilepsia. El miedo a lo desconocido sigue estando en el trasfondo del problema. Quizá el problema mayor no sea el encadenamiento físico de esta gente, sino a la cantidad de cosas que todos nos encontramos encadenados de manera menos visible. Por suerte Dios nos libera de cualquier cadena.
Enfermos mentales de nuestra zona