Esta
es la forma de decir ¿qué tal estás? por estas tierras. El martes pasado traje
hasta el centro de niños desnutridos de las hermanas de Fo-Bouré a dos niñas
gemelas. Su madre no tenía leche en los pechos y por suerte para estas niñas,
las monjas ayudarán a esa madre para intentar sacarlas adelante. Pero la vida
aquí siempre ha dependido de los pechos dulces de la madre. Si la madre no
tiene leche, o está enferma y la leche no es de buena calidad, los niños se
mueren. Pues no hay otra forma, asequible para ellos, de sacarlos adelante. En
el centro de las monjas se siguen muriendo demasiados niños, muchos llegan
demasiado tarde para que se pueda hacer nada. Pero también es cierto que se
salva la vida de muchos otros y se educa a las madres para que sepan
alimentarlos en el futuro y detectar las carencias nutritivas. El lenguaje
viene determinado por la cultura y esta a su vez por la vida. Por eso es
importante que nuestros pechos estén dulces, eso querrá decir que disfrutamos
de buena salud y nos encontramos bien. Pero lo que es más importante, que
sabremos dar vida a quien nos necesite. Esperemos que ante la venida del Niño
Dios todos sepamos acogerle con ese dulzor tan necesario para nuestras vidas.