Ayer por la noche y
hoy, hemos celebrado en la misión la pascua de resurrección. Han sido dos
jornadas intensas con alrededor de 170 nuevos adultos bautizados. Según el
diccionario de la RAE la palabra pascua tiene influencia del latín paccum que
quiere decir lugar de pastos, de cuando se viene de ayunar. De ahí que este
paso de un tiempo de carestía a un tiempo de abundancia y alegría lo hayamos
adoptado los cristianos para hablar de los momentos donde celebramos la nueva
presencia del Señor de manera intensa. La pascua judía también es signo de la
presencia liberadora del Señor al salir de la esclavitud de Israel. El caso es
que el otro día fui al pantano del pueblo a ver el huerto de las mujeres y los
problemas que tienen con los tomates, para mi sorpresa me encontré con un
montón de ovejas de esas altas que se dan por el desierto del Niger, por
ejemplo. Estaban cuidadas por pastores peul. Pregunté que si estaban de paso y me
dijeron que llevaban tres meses por aquí. Son los desplazados de la guerra
vecina de Mali, no eran suficientes los problemas de sequía que sufren
normalmente, sino que la guerra les ha convertido a todos en malos. Han venido
aquí buscando la paz y la tranquilidad, no quieren saber nada de guerras. Como
ellos, está esta tierra africana llena de desplazados y de gente sufriendo por
la violencia y la intolerancia. Muchas
veces la pregunta es si tendrá solución, la respuesta está en lo que hemos
vivido esta semana. El mal no tiene la última palabra, Dios convierte el signo
de sufrimiento que es la cruz en un símbolo de amor, y el Amor de Dios
Resucitado es quien tiene la última palabra, no la muerte y la destrucción.
Feliz Pascua.