miércoles, 10 de octubre de 2012

Ser voz de los sin voz

Acogido desde la entrada del pueblo y en procesión en un medio musulmán y tradicional
Con los críos al terminar la primera celebración. Calurosa en todos los aspectos


 Ya en el libro del éxodo Dios le dice a Moisés, por su dificultad en el habla,  que use a su hermano Aarón para que hable en su nombre. Estos días de visita de los misioneros y de nuestros obispos he podido ir comunicando a mi obispo lo que le decían y he transmitido su palabra a esta buena gente, algo que sinceramente me ha reconfortado, pues ha sido una experiencia gratificante poder echar una mano al que es mi pastor. Lo más complicado en este mundo no es ayudar a alguien que por no conocer una lengua no puede transmitir lo que quiere, pues al final el lenguaje del Amor es universal y se entiende a la perfección aunque no se despeguen los labios. Lo que realmente es difícil es dar voz en medio de este mundo a los pobres, a los que no cuentan, a todas esas bocas que piden alimento, que piden sanidad, que piden educación, pero que no producen la riqueza exigida por nuestras estructuras globalizadas. El problema no es hablar bien o mal, el problema es que nadie quiere escucharles, son un estorbo y no interesan en términos económicos, pues realmente son un gasto. Pero Dios les escucha y habla a través de ellos. Una de las grandes misiones de la Iglesia debe ser siempre hacer que ese diálogo de Dios con el mundo, a través de los más necesitados, sea siempre recibido por los más poderosos. Lo que si puedo asegurar es que entre D. Alfonso y esta gente se ha escuchado a la perfección la alegría de Dios por el encuentro entre hermanos.

Bailar es algo que hay que hacer cuando se está alegre, qué mejor que al final de la ecuaristía