miércoles, 24 de octubre de 2012

Dominica, una vida entregada

Dominica siempre sonriendo con las bromas de Rafael
Ya hace algo más de un mes despedimos a la hermana Dominica que se volvía definitivamente para España. A sus ochenta y un años todavía seguía por estas tierras entregando su vida por anunciar la Buena Noticia. Mujer prudente y cabal, lo cual me ayudaba mucho a mí por mi manera de ser. Cuando nos hacemos mayores parece que la vida no tiene sentido pues “no podemos hacer nada”. Cuantas veces oigo esa cantinela. Todavía pensamos que valemos por lo hacemos y no por lo que somos, aun diría más, valemos tanto en cuanto nos pueden amar y somos capaces de amar. Dejarnos cuidar, que alguien esté atento a nosotros, que nos puedan ayudar, todo eso hace mucho bien a la gente que está nuestro lado. Lo único que nosotros podemos hacer es devolver una sonrisa y dejar que nos mimen. Esa sonrisa será un aliento del Espíritu y una alegría para quien la reciba. Aquí en África el respeto a los mayores es algo sagrado, tienen claro que gracias a ellos ahora los jóvenes están viviendo. Tienen claro que son gente sabia que ha vivido mucho y de la que se puede aprender mucho, no se les desprecia porque no hagan nada, sino todo lo contrario, se les admira por lo que se han sacrificado a lo largo de su vida y se les cuida. Espero que la hermana Dominica lleve toda su sabiduría y su preciosa sonrisa allá donde la han destinado por tierras valencianas.