A 8 kms de la comunidad de Boro, que es la más lejana de donde se encuentra el epicentro de la misión, está a 20 kms, se encuentra una pequeña población gando-peulh de nombre Wonko. Allí hay un hombre que se hizo católico y ha pedido siempre que nos hiciéramos presentes entre sus vecinos. Es un tipo de comunidad donde las casas están dispersas, en medio de los campos de labranza. Así que la gente de la comunidad de Boro empezó a ir a hablarles de Jesucristo, y en un momento dado preguntaron si querían que se acercase el misionero, a lo que respondieron que sí. Así que después de celebrar misa en Boro, tomamos camino, en realidad senderos, con la moto dirección el poblado. Una vez más la gente no estaba preparada, miran tu capacidad de ser paciente, para saber si de verdad lo que les vas a contar te importa lo suficiente como para esperar pacientemente a que se vayan congregando entorno a tu palabra. Así que pusimos música en fulfulde que es su lengua y eso les fue atrayendo. Al final, les dijimos a qué habíamos ido, primer anuncio de la Buena noticia, y dimos una pequeña catequesis de iniciación y rezamos. Al preguntar si querían alguna aclaración sobre lo dicho o si tenían alguna cuestión, salió a relucir si podíamos construirles un colegio. Por desgracia demasiadas veces hemos ido sólo a hacer desarrollo social y se nos ha olvidado anunciar lo más importante. En la actualidad para construir un colegio hay que contar con la alcaldía, pues hay que tener permisos. Pero todo se puede estudiar. Nos fuimos de allí cargados de huevos de pintada y con leche de vaca recién ordeñada. Gente acogedora sin lugar a dudas.