Estamos en la época de recogida y venta de
algodón. Dicen que el algodón de Benín es de los de mejor calidad y toda la
producción sale para la exportación, normalmente a Estados Unidos, aunque
también sale para China. Trabajo duro y mal pagado, pero el gobierno hace
campañas y presión para que los agricultores lo siembren. A cambio recibirán
ayudas de los países interesados en comprarlo. Estos países establecen el
precio del mercado mundial de algodón, que es bajísimo, por lo que los
agricultores, una vez descontados los gastos, no ganan casi dinero y en
ocasiones pierden. Muchos agricultores han empezado a dejar de plantarlo, pero
entonces el gobierno pone normas para que el precio del maíz u otros productos
no suba y también se encuentren con dificultades para poder conseguir algo de
dinero. Otra de las maniobras que hacen es que el precio de los fertilizantes y
pesticidas los pone el gobierno. Si tienes algodón te lo venden mucho más
barato que si no has sembrado. Como dice Jaques, cocinero de Bembereke,
seguimos siendo los mismos esclavos que recogemos el algodón, pero ahora no nos
tienen que dar de comer y curar. Nos han devuelto a nuestra tierra, con el
mismo trabajo, por nada o casi nada y somos nosotros los que tenemos que
procurarnos el alimento, la casa, cuidar la salud. Mientras tanto, cuatro
dirigentes corruptos siguen llenándose los bolsillos con la connivencia de los
poderosos del mundo. Aun así, nuestra gente sonríe y disfruta la vida empobrecida,
por lo menos ya no les dan latigazos.