Es época de recogida del fruto de karité. De
este fruto se extrae, después de un laborioso proceso, el aceite de karité, o
como dicen los franceses la mantequilla de karité. Vemos como las mujeres y las
niñas van al bosque a recoger estos frutos caídos de los árboles, allí deben
tener cuidado de que no les piquen las serpientes, cosa no poco habitual cuando
están por allí. Después secar al sol, golpear con palos, moler, calentar el
karité machacado, moler con piedras y por fin decantar para sacar la mantequilla
blanca de karité. Aquí se usa principalmente como aceite para cocinar, para
hacer jabón, e incluso para algún problema de piel. ¿El coste económico? Pues
no mucho pues no valoran sus horas de trabajo. Pero el valor que le dan es
altísimo pues es esencial para las cosas básicas de la vida. Sin embargo en el
mundo “desarrollado” el valor económico es muy alto, se encuentra en los
cosméticos más lujosos y caros, cierto es que tiene muy buenas propiedades.
Pero no creo que lo más básico en la vida sea la belleza externa, cuando hay
cosas mucho más esenciales de las que carece muchísima gente. Más vale la
belleza interior que la exterior, eso sí que es oro blanco.
viernes, 27 de junio de 2014
sábado, 14 de junio de 2014
¿esclavitud o ayuda a la familia?
Algo realmente habitual por aquí es
encontrarse con los niños realizando labores, en muchos casos, realmente duras.
Pero la cuestión es saber distinguir entre lo que son situaciones de esclavitud
y situaciones donde todos los miembros de la familia, incluidos los más
pequeños, echan una mano en casa para poder sobrevivir. Según un informe de no
sé qué organismo internacional, Benín es el segundo país más esclavista del
mundo después de Mauritania. Cierto es que hay muchos niños cuyas familias dan
gratuitamente o a cambio de un poco de dinero, pensando en que los niños
estarán bien cuidados. El destino de muchos de esos niños es la esclavitud
moderna, sin derechos, tratados a palos, trabajan de sol a sol en las labores
más penosas que se puedan imaginar. Pero también tenemos la situación de
nuestros críos a los que encontramos haciendo labores de trabajo duras, pero
que forman parte de las labores familiares. Sobre todo nos importa que estos
críos puedan ir a la escuela, que sus padres los lleven al dispensario médico
cuando están enfermos. Nos encantaría que en sus tiempos libres pudieran estar
todo el día jugando y pasándoselo bien con sus amigos, pero con que lo puedan
hacer a ratos nos conformamos. Tampoco está mal que echen una mano en casa, así
aprenden lo que les cuesta a sus padres darles educación, comida y sanidad.
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