viernes, 30 de noviembre de 2012

La silla queda vacia


Hoy en la fiesta del apóstol S. Andrés hemos celebrado la ordenación diaconal de Edgard. Un chico encantador que ha estudiado en Alcalá de Henares la teología. El caso es que en este momento tenemos en la diócesis, un sacerdote diocesano y un diácono que son de aquí. El servicio, en medio de su gente, lo realizan de maravilla, pues son de la misma cultura y costumbres que sus feligreses. En el caso de Edgard puedo decir que es un chaval alegre y entregado, con ganas de servir a los más pequeños y que contagia vitalidad. El  problema es que siguen escaseando las vocaciones en nuestra diócesis y la silla que ocupaba como candidato ahora queda vacía. Esperemos que rápidamente se vuelva a llenar con algún nuevo enamorado en servir a los más pobres. En este momento Edgard es el delegado de infancia y yo he entrado en el equipo diocesano para trabajar junto a él y echarle una mano. Esto es  algo que siempre ilusiona, sobre todo porque aquí uno está continuamente rodeado de críos. Estos críos sonríen y son más que agradecidos, no porque les regales nada, les basta con que les dediques un poco de tu tiempo.