Estamos en un momento de la historia donde cada día cuesta más conseguir un compromiso firme por parte de mucha gente. Las distintas obligaciones que tenemos o nos autoimponemos, el pensar siempre en lo nuestro y poco en los demás o en la naturaleza, nos hace cada día una sociedad más egoísta y menos desprendida a la hora de dar nuestro tiempo y nuestras capacidades, de manera gratuita, al servicio del bien común. Por suerte sigue habiendo gente que todavía sueña con ese mundo mejor que todos debemos construir basándonos en el principio de solidaridad y generosidad. Hace un par de fines de semana los scouts católicos del sector de Bembereke celebraron su campamento de promesas en la parroquia de Bouanri. Allí después de recibir formación, al final de la eucaristía del domingo hicieron su compromiso scout. Fue una alegría poder recibirlos y acogerlos y compartir con ellos la celebración. Para mi sorpresa, y muy agradable por cierto, hizo su promesa scout un tierno infante, el cual ya sabe lo que es decir sí con generosidad a intentar construir un mundo mejor y cuidar el entorno, pues un scout siempre ve en la naturaleza la mano de Dios. Espero que este espíritu le acompañe a lo largo de su vida y no se desanime a pesar del ambiente contrario.