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Foto tomada por Alvaro de Noreña |
El pasado sábado tuvimos el encuentro de los
críos de la parroquia, un número aproximado a los cuatrocientos. Cada vez
vienen más los pequeños, pues es un encuentro que les permite mostrar lo que
viven durante el año en sus pueblos. Cantamos, bailamos, rezamos, hacemos
catequesis y celebramos la eucaristía. Todo ello se realiza en un gran ambiente
de fiesta, no podía ser de otro modo. Esta vez quería remarcar algo que ya he
comentado en otras ocasiones, pero que no deja de llamarme la atención. No es otra
cosa que la responsabilidad que muestran desde muy pequeños estos críos con sus
obligaciones y labores. Organizar el desayuno y la comida para tantos niños es
difícil, y por supuesto no tenemos boles y platos para tantos, por lo que hay
que ir limpiándolos para que pueda comer el siguiente turno. Dejamos dos
barreños con agua para hacer la limpieza, y no hubo que dar muchas
explicaciones para que cada uno, cuando iba terminando de desayunar, fuera
limpiando lo que había usado. Ellos saben que si no lo hacen, entonces es el
siguiente el que tiene que limpiar lo que ellos han ensuciado, y eso no está
bien, no es solidario, y mucho menos cristiano. A tan tierna edad entienden las
cosas básicas del Evangelio mejor que nosotros, y son capaces de acoger y ser
solidarios sin mucha complicación, y por supuesto sin excusas para no hacerlo.
Han descubierto que ser responsables consiste esencialmente en cuidar unos de
otros.