Hace
un par de semanas fuimos a visitar a Bio, un crío de un año con hidrocefalia.
El caso es que su madre, tercera esposa, había muerto hacía un mes. El padre no
quiere al niño y nos lo quería dar. Fuimos con una madre que tiene un crío algo
mayor y que también tiene hidrocefalia, y otra madre que tiene un crío con
parálisis cerebral, acompañados de dos mayores de la comunidad y de las monjas.
Todos le expusimos que debía querer al niño y quedárselo. El momento crucial
fue cuando Chimen, el otro crío dijo, aquí está mi hermano pequeño, rápidamente
lo identificó como de su familia. Fue un momento muy intenso, donde recorría
por lo más profundo de nosotros una emoción especial. Chimen se hacía uno con
Bio. La madre de Chimen pasó a contar que su hombre la había dejado por no
deshacerse del crío, y que ahora que le veía hablar y caminar volvía a querer
acercarse a ella. La cuestión ha acabado con el padre diciendo que no quiere al
niño y que nos lo quiere dar, hemos puesto el asunto en manos de las
autoridades para que todo se haga conforme a la ley y sobre todo para que no
deje morir al niño. Esto que nos parece tan horrible es algo que se está
haciendo palpable en todo el mundo. En cuanto los niños no son perfectos no nos
importa deshacernos de ellos, da igual si están en el vientre de la madre, como
si están fuera. Por suerte Bio tiene la oportunidad de encontrar alguien que le
querrá y podrá seguir viviendo, aunque no sea con su familia. Pero siempre se
preguntará ¿por qué no le quiso su padre?
Fadira
Catherine es una chica nacida en una familia musulmana. Hasta ahí nada de
extraordinario. Una chica joven que estudiaba hasta el año pasado. ¿Cuál fue el
problema? Pues que su familia no le dejó seguir estudiando porque iba a la
oración a nuestra iglesia, o dejaba de ir a la oración o no le daban dinero
para estudiar. El primer año sacó dinero vendiendo cosas y consiguió seguir
estudiando e ir a la Iglesia, a pesar de que su familia la insultaba y alguna
vez la llegaron a pegar. Pero el año pasado le prohibieron ir al instituto si
seguía yendo por nuestra comunidad. Así que la chica dejó de ir a estudiar pero
no dejó de acercarse a las celebraciones. La presión familiar ha ido en
aumento, pero gracias a Dios no la han obligado a casarse ni la han podido
forzar a no venir a nuestra casa. Así que nos ha contado su historia y nos ha
pedido que le ayudemos con su familia para poder seguir estudiando. Le hemos
propuesto hacer los estudios de ayudante de enfermería y ella está contenta y
feliz. Tendrá que ir a Parakou, a la ciudad, esto le da la ventaja de tener a
su familia algo más lejos y que la dejen seguir el camino de Jesús, que es como
lo dicen aquí, con más tranquilidad. Como este caso hay muchos, pero esto pasa
en todo el mundo. Si dejáramos que cada uno siguiese su camino y lo respetáramos,
siempre que sea acorde con los derechos humanos, el mundo iría mucho mejor.