El pasado 15 de octubre, día de Santa Teresa, fuimos
a Parakou, a la parroquia de los oblatos de San francisco de Sales, a la
ordenación de un chico de Fo-Boure. Fue todo un acontecimiento, pues es el
primer chico de ese pueblo que se ordena. Empezó el seminario en la diócesis,
pero en una interrupción conoció en la universidad a esta congregación y descubrió
su auténtica vocación. Fueron tres los ordenados, pero bariba solo él y de
pueblo pequeño. Aun así la gente del campo se hizo notar y acudimos en masa a acompañarle
ese día. Es un hombre sencillo, que quiere estar con la gente necesitada, el
viene de esa realidad, y al que por ahora no se le han subido a la cabeza los
honores. Es el primer religioso bariba que existe, pues monjas hay unas cuantas,
pero hombres no. Sacerdotes diocesanos también hay, pero no religiosos. Con que
sencillez se celebró después de la ordenación la fiesta, todos comimos lo mismo
y en los mismos bancos, no hubo apartados para las personalidades, eso me
pareció un gran detalle y nos ayudo a poder compartir el rato con nuestra gente.
Eso sí, cómodo no era, pero a todo hay que acostumbrarse, y aquí ya estamos
acostumbrados a comer donde sea. Comida sencilla y sin grandes dispendios, lo cual
me pareció un signo evangélico, pues no hay porqué gastarse cantidades ingentes
de dinero en estas cosas. Solo desearle a Andrés que sea fiel a lo prometido
durante toda su vida.