En este año que acaba, en el que a la humanidad le ha tocado vivir unas circunstancias ciertamente especiales por su dificultad, y ha tocado ingeniárselas para resolver muchos inconvenientes, una vez más me fijo en esta gente sencilla, que no han sentido de manera diferente su día a día durante este año. Como siempre han tenido que apañárselas para sobrevivir en un medio hostil, en el que no suelen recibir muchas ayudas, y en el que las epidemias, inundaciones, cortes de caminos, y un largo etc., son algo con lo que conviven con relativa normalidad. Eso les ha creado a lo largo del tiempo una conciencia solidaria, de responsabilidad común, donde no se pueden permitir el ir solamente a lo suyo, pues se necesitan unos a otros para poder ir avanzando. Y emprenden sus pequeños trabajos comunitarios, se ponen de acuerdo para hacer cosas y poder llegar a sus campos, para poder cultivar y dar de comer a su familia. Para eso tienen que construir puentes, llenar de piedras grandes charcos, por no llamarlos riachuelos, etc. Gente emprendedora que sabe que, si no lo hacen ellos, nadie lo hará, pues los “grandes” están demasiado ocupados para acordarse de ellos. Y lo que preparan, lo preparan para lo que ellos necesitan como es normal. Los coches y camiones siguen sin poder pasar, pero ¿Quién tiene algo de eso en sus pueblos? Con que pasen las motos y las bicis, o ellos andando es suficiente. No lo hacen por fastidiar a los ricos que tengan esos vehículos, simplemente trabajan para sobrevivir. De hecho, cuando han visto que para mi era una paliza llegar a los pueblos en moto, en cuanto han podido, han reparado los trozos de camino que faltaban para que pudiera pasar con el coche. Que el año que entra seamos todos más solidarios y emprendedores en favor del bien común y no sólo del particular.
miércoles, 30 de diciembre de 2020
Emprendedores
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