Hace
un par de domingos celebramos el Corpus. Procesioné con el Santísimo por las
calles de cuatro pueblos. No había alfombras, ni bandas de música, tampoco
desfiles militares ni grandes ornamentos, no había banderas en los balcones,
pero es que tampoco hay balcones. Por las calles de tierra, había excrementos de
bichos y de niños, orines, bolsas de plástico y mucha basura. La gente nos
miraba con cierta extrañeza, o simplemente seguían en su labor cotidiana. Las
comunidades seguían con ilusión y respeto la custodia que yo portaba, los niños
se agolpaban para estar cerca. Los cantos eran alegres y el calor intenso. En
medio de todo ese bullicio cada vez siento más real la presencia Real de
Cristo. Lo sigo viendo en la eucaristía, pero también en los niños que van
descalzos y mal vestidos, en los ancianos que visten harapos y están en los
huesos, en la gente que sufre a diario por carecer de lo básico, en la sonrisa del joven,
en los niños que van protegidos en las espaldas de sus madres, en los pequeños
que corren y ríen alrededor de la custodia, en tantos y tantos detalles de la
vida cotidiana que muestran la ternura con la que Dios, de manera muy humilde,
hace Real su presencia.
martes, 27 de junio de 2017
miércoles, 14 de junio de 2017
Viva los novios
El
pasado sábado tuve la dicha de poder casar dos jóvenes bautizados, sin hijos,
cada uno vivía en sus respectivas casas familiares. Desde que estoy por estos
lares, es la primera vez que he vivido este acontecimiento. El viernes por la
noche hicieron el matrimonio tradicional, en el cual la familia y amigos del
novio van a buscar a la novia a su casa, en este caso de otro pueblo, la traen
a la habitación donde vivirán juntos y hacen una serie de ceremonias con la
novia, como lavarla de cuerpo entero; por supuesto eso es labor de las mujeres.
Es noche de fiesta, donde el novio no puede ver a la novia, ella va tapada con
un velo.
Al
día siguiente celebramos la misa con el sacramento, ella va tapada con el velo,
pero le pedí que se lo quitase para poder celebrar los esponsales. Al terminar
la celebración hubo discursos, agradecimientos. Y Jean, el nuevo esposo,
antiguo presidente de los jóvenes, habló certeramente. Animó a los jóvenes a
casarse, a no tener miedo, a que el problema de la dote no les detuviese. Pero
por supuesto, que no les detuviese las nuevas modas y las inseguridades. Dijo
que ellos se habían animado los primeros, y que esperaba que muchos otros se
animaran después.
El camino hasta aquí no ha sido fácil, pues la boda se
ha hecho esperar más de un año, primero la familia de Jean dio a la familia de
Celine la dote, que es para demostrar que él la va a cuidar bien, son cosas
para ella. Cuando parecía que todo estaba hecho, la familia de Celine no decía
la fecha, tuve que ir con Jean hasta el pueblo de ella a preguntar si había
algún problema. La cuestión es que la novia no puede ir a su nueva casa sin el
ajuar, boles, platos y demás cosas para el hogar, y para eso hace falta dinero.
Por fin todo se arregló y tenemos un nuevo hogar cristiano.
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