Últimamente parece que estamos todos
muy sensibles con la nueva epidemia del ebola que está matando a muchísima
gente. Pero me da la sensación que en realidad la gran preocupación de este
mundo es si la dichosa epidemia puede saltar a Europa o EEUU, más que los
muertos que produce en África occidental. De hecho no se habló de ella hasta que
afecto a un par de americanos y un par de españoles, cuando ya habían muerto,
por lo menos, unas mil personas. Hay enfermedades como la malaria que matan al
año muchísima más gente, y ¿a quién le importa? Seamos sinceros, en la sociedad
del mundo “desarrollado” la vida de los pobres no suele importar mucho, eso sí,
mientras no pueda infectarnos a nosotros. Nos da miedo no sólo que nos infecten
con sus enfermedades, sino que nos infecten con su pobreza. La epidemia más
grave y mortífera que está sufriendo este mundo es la del egoísmo, la
insolidaridad. Miramos a otro lado cuando vemos imágenes de guerra, de
desolación, de muerte. No queremos enterarnos que para que nosotros podamos
vivir “bien” hay otros a los que les toca sufrir. Mientras tanto, en la misión,
la gente se lava con agua caliente con sal, alguien les ha dicho que así
evitarán el contagio del ebola.