El pasado domingo 27 de julio, unos autodenominados yihadistas, secuestraron en un pueblo de una de las parroquias de esta diócesis a seis cristianos, cuatro evangélicos y dos católicos, aunque uno de los católicos logró huir. Venían de Nigeria, lugar donde siempre ha habido conflictos armados y donde últimamente están masacrando a los cristianos. Por desgracia la violencia que está sufriendo toda esta parte de África, está adueñándose del norte de Benín. ¿Qué hay detrás de todo esto? Pues normalmente búsqueda de poder, de dinero, que se gana con los secuestros, trafico de seres humanos, armas, drogas. Pero también odiar por odiar. Por eso nadie sensato puede hacer esas cosas en nombre de Dios, puede decirlo, pero está mintiendo, pues bien saben en su interior que Dios nunca les pediría hacer eso. Por el momento las monjas de la compañía del Salvador, que tienen una gran labor educativa en Kalale, han tenido que salir de allí por orden del nuncio. Los párrocos de Kalale, Buka, Niki y Perere, pertenecientes a la SMA, no pueden salir a los pueblos a hacer su labor, orden de sus superiores. Es una pena que no sepamos respetarnos en general en el mundo entero, que no sepamos convivir y dialogar con el que piensa distinto a nosotros y usemos siempre una dialéctica violenta y de menosprecio. Eso al final lleva a cosas como las que estamos viviendo por aquí. El nombre de Dios es Amor. “La medida del amor es amar sin medida” S. Agustín.