Recuerdo esa maravillosa película que dirigió Robert Redford y me he permitido usar el mismo título para hablaros del hospital que los hermanos de S. Juan de Dios, junto con las teatinas, tienen en Tanguieta. Eso está al noroeste de Benín, cercano a las fronteras de Togo, Burkina Faso y Niger. Un hospital con gran fama en toda la región. ¿A qué se debe esa fama? A que allí operan y curan cualquier tipo de enfermedad, incluso lo más complicado. En Tanguieta hay un montón de médicos de todas las especialidades y de enfermeras que cada año vienen de Europa como voluntarios. Es algo muy de agradecer. Pero el auténtico milagro lo realizan los que están allí cada día, en especial un médico que es muy conocido, por su sabiduría, pero sobre todo por su entrega, fray Florian, hermano de S. Juan de Dios. Pero está acompañado de toda su comunidad y de la comunidad de teatinas, con Martina que es de Burkina a la cabeza como superiora. Entre las teatinas me gustaría destacar a dos que son españolas, Cristina y Encarnación, llevan toda su vida dedicada a esta tierra. Fray Florencio muchos días no come con la comunidad, menos mal que le llevan un bocadillo para seguir sin parar con la consulta. Todo esta capacidad viene de hacer oración todas las mañanas a partir de las 6, rezar laudes a las 6,30 y la misa a las 6,45. Por las tardes, rezan en común frente a la imagen de la Virgen el rosario y las vísperas. Está claro que para poder hacer una jornada ininterrumpida de consultas y operaciones de todo tipo, sin descansar, desde las 8 de la mañana a las 23 horas, muchos de los días, hay que dejar que sea Dios quien te lleve.