domingo, 30 de septiembre de 2018

Nunca llueve a gusto de todos


A mi retorno de vacaciones me he encontrando los caminos de la misión casi peor que nunca, realmente destrozados. Ya me habían dicho que este año las lluvias habían caído con ganas, una barbaridad, de hecho hay varios caminos a algunos de los pueblos que están intransitables, también para las motos. No he podido llegar a dos celebraciones porque en ambas ocasiones me he encontrado el camino totalmente cortado por camiones que se habían quedado embarrados y hundidos al mismo nivel y habían hecho imposible continuar. Tanta lluvia nos fastidia a los que conducimos, pero como es normal les encanta a los agricultores, aunque alguno ha sufrido que sus campos quedaran arrasados por corrientes de agua. Sin lugar a dudas el clima está cambiando y eso lo notan las gentes que se dedican al campo. Pero en medio de todas esas dificultades y de tener que circular muy despacio con el coche para no estropearlo, una vez más te encuentras a esta gente que son capaces de hacer lo que haga falta para poder trasladar sus casas de un lugar a otro. Auténticos maestros del equilibrio, casi podríamos decir que es milagroso que lleguen al destino sin perder todo el equipaje. Ellos están acostumbrados a las contrariedades y no les desaniman.