miércoles, 18 de enero de 2017

Robos

Gilbert desenvainando soja
 Últimamente, y por desgracia, estamos sufriendo una ola de robos. El mismo día de Noche Buena nos forzaron todas las puertas de la misión, por suerte no consiguieron robar nada. Pero aunque eso parezca grave, lo que realmente es preocupante es lo que le está ocurriendo a los campesinos con los que vivimos. Siempre ha habido pequeños robos y la gente sufría por eso. Pero en la actualidad nos dicen que la cuestión empieza a ser de calado. El número de robos está aumentando y a unas cuantas personas les han quitado todos los sacos de cereales que tenían en el campo. Sacos que habían cosechado gracias al esfuerzo de toda la familia durante la sesión de lluvias. Sacos con los que tenían que sobrevivir a lo largo de todo el año, hasta que la nueva sesión de lluvias, que comienza en el mes de junio, les vuelva a dar la posibilidad de sembrar y poder cosechar a partir del mes de septiembre. También les roban los cuatro carneros que tienen, las gallinas, etc. La gente está cansada, ya no saben qué hacer. Se están planteando dejar los pueblos e ir a vivir al campo continuamente, pues les roban hasta los ñames (tubérculos) que tienen ya enterrados para la siguiente cosecha. A perro flaco todo son pulgas, dice sabiamente un refrán español. Esperemos que aparte de todos los abusos que sufren por parte de las autoridades, desaparezcan también todos estos amigos de lo ajeno. Por suerte, aunque les quitasen la vida, nos les podrán quitar la fe.