Al poco tiempo de mi llegada a Benin tuve la
suerte de conocer en Natitangou a las hermanas franciscanas de la pequeña familia
de María, una congregación panameña que lleva en Benín quince años. El nombre
es muy largo, por lo que por aquí las llamamos las petitas. Gente sencilla,
acogedora, cariñosa, con ternura y mirada limpia. Siempre ilusionadas con sus
proyectos y sobre todo con la vida de oración. Cada vez que alguien venía a
visitarme, normalmente conocían a estas buenas amigas, y todo el mundo se sintió
como en casa, pues nos abrían las puertas de su hogar como si fuéramos alguien más
de su familia. Por desgracia las hermanas han sido reclamadas por el obispo de
origen para que vuelvan allí. Les obligan a cerrar la misión, son de derecho diocesano
y no pontificio. Con gran dolor de corazón tienen que obedecer, aunque no
entiendan la decisión, pero no se van de vacío. Han dejado, con su presencia a
lo largo de estos pocos años, un recuerdo muy especial en medio de sus gentes,
son mujeres que han sabido amar desde la sencillez de S. Francisco y con la
humildad y acogida de María. Tienen una chica que acaba de hacer los votos
temporales, a ella le han ofrecido quedarse en Benín, pues es lugareña, y
buscarle alguna solución, u otra congregación donde poder vivir su vocación.
Pero Chimene, que es como se llama, es valiente y está enamorada de su
vocación, así que también se va a Panamá, por lo menos a intentarlo. Es la
riqueza de la Iglesia, sabemos que no importa donde estemos, pues siempre nos
encontramos en familia. Una vez más la vida nos enseña que toca separarse de
gente a la que has cogido cariño y amado, pero la misión continua para todos.
domingo, 30 de abril de 2017
sábado, 22 de abril de 2017
Dar valor a las cosas
Un año más celebramos la Pascua, el Señor ha resucitado, está
vivo, y junto con los jóvenes de tres parroquias quisimos manifestarlo el otro
día. ¿Cómo? Pues haciendo nuestra ya tradicional salida de Pascua con las
bicis. Esta vez fuimos a una parroquia vecina, la de Tobre. Parroquia que
pertenece a otra diócesis e incluso a otra región, pero que es de cultura baribá.
Allí el nuevo párroco no había conseguido movilizar mucho a los jóvenes, así
que se nos ocurrió montar esta movida allí para animarlos. Fuimos con los
jóvenes de nuestra parroquia y los de la parroquia de Sinende. En total
participaron 172 jovenes, no está mal el número. Hizo un calor terrible, lo
cual hizo la marcha más dura. No es que hagamos una gran fiesta con grandes
medios, pero sí que aportamos ilusión y alegría. La gente de Tobre, su rey a la
cabeza, junto al imán y la población valoraron y agradecieron nuestra
presencia.
Como veis en la foto este chaval fue con esa bici, un poco
pequeña para la ocasión y sobre todo para hacer en dos días 66 kms. Pero la
cosa no queda ahí, si os fijáis bien es una bici vieja, de esas con sillín de
cuero con agujericos. La bici tendrá unos cuarenta años, una BH de esas
antiguas, indestructible, que por supuesto en España ya nadie valoraba, sin
embargo aquí, es un tesoro, sobre todo porque es sólida y no se rompe como las
que pueden adquirir aquí. Lo que unos no quieren, para otros son tesoros.
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